PLAN DE UNA MUERTE ANUNCIADA
CAMIL ARAY
Ver caer a Marta herida ante mi, ha sido uno de los momentos más duros de mi vida, pero aún asi saqué fuerzas no se de donde para empujar al cabron y correr hacia mi amiga, quien se revolcaba del dolor del disparo que había logrado alcanzarle la parte superior del muslo derecho.
Él miraba con una sonrisa sadica la situación, y supe que no me había liberado, sino que era él quien me había permitido acercarme. Esa tranquilidad asesina que mostraba, era el presagio de un mal final; Dave no tenía nada. bueno para mi en la mente.
—¡Me dio Camil!¡El muy cabr0n me disparó!— chilló Marta sorprendida tan pronto llegue hará ella, estaba estupefacta al igual que yo, con que el m@ldito se hubiera atrevido a dispararle prácticamente a traición, pues ella ya había dado la espalda.
—¡Lo siento Marta! ¡Siento haberte metido en esto!— dije al borde de las lágrimas y revisando el pie de ella, quien se retorcía presa de un dolor sin precedente.
Las manos se me mancharon de la sangre que brotaba del pequeño orificio que hizo la bala en la piel. Revise rápidamente, pero no había orificio de salida, la bala se había quedado alojada, probablemente bastante cerca del hueso según la posición en que había entrado el proyectil— ¡Ni siquiera sabía que estaba armado!¡Marta por Dios! ¡lo siento tanto!— descordoné uno de mis zapatos y traté de hacer un torniquete con las agujetas— ¡Estarás bien! ¡te pondrás bien!— dije tratando de consolarla.
Sin dudas disparar dentro del hospital no fue de las mejores ideas que se le pusieron ocurrir al señor Dave, pues rápidamente aparecieron en el corredor varios miembros de la seguridad, tratando de saber de dónde había venido el disparo de revólver que habían escuchado.
Claro que los intrusos no hicieron más que avivar la ira del mi agresor.
Dave ya estaba descubierto, los guardias de seguridad lograron verlo desde el otro extremo del corredor, y estaba Marta tendida; prueba más que suficiente de que había un tirador dentro del edificio.
Las alarmas sonaron, y Dave no perdió tiempo, se acercó a mi, y me tomó del cabello que como siempre que estaba de guardia lo llevada trenzado para acomodarlo con más facilidad dentro del gorro quieurgico.
Tiro de mi cabelll con tanta fuerza para obligarme a ponerme d epie y alejarme de mi amiga, que sentí que me arrancaba el cuero cabelludo. No emití ni un solo sonido, a esas alturas el dolor eran lo menos importante. Si me llevaba de allí, era mujer muerta, yo y mi bebé.
—¡Vine por ti!¡No me iré de aquí con las manos vacías!— siseó con furia— ¡Ponte de pie de una buena vez, o te pararé a yo mismo a patadas, y así soltarás al bastardeo que llevas dentro, si es preciso por la boca.
—¡Por Dios! ¡Dave!¡Mirala!— grité refiriéndome a Marta— ¡Eres médico!¡Esta perdiendo demasiada sangre! Si no hacemos algo ahora…
Me ardía la espalda, me había golpeado tan fuerte que ya se debía estar marcando un hematoma. Pensé en Farid y en Emira, y en la angustia que sentirían cuando esto se supiera fuera de las puertas del hospital: Puertas que solo le pedía al cielo, volver poder a cruzar en una sola pieza para poder volver a estar con los míos.
Cuando Liam habló de represalias por parte de ese hombre, creí que sería capaz de otro tipo de cosas, no de presentarse en el hospital, armando y dispuesto a volarle la tapa de los cestos a quien se atreviera a enfrentarlo.
—¿Sabes Camil?— dijo Dave cuando se había asegurado que todas las puertas estuvieran debidamente cerradas desde dentro— Yo no quería hacerlo… Cuando tú madre lo propuso me pareció una locura, pero aún así acepte; y ¿sabes que?¡No me arrepiento! Porque desde ese día no dejo de pensar en ti, en tu cuerpo, en tu piel perfecta y sedosa. Tú deberías ser considerada la octava maravilla del mundo. Te toque por horas, te acaricie, y solo dios sabe que me contuve para no entrar en ti… porque quería que cuando lo hiciera, estuvieras despierta cómo estás ahora.
—Si piensas que me pondrás un dedo encima… ¡Es porque estás totalmente loco…— escupí
con la voz cargada de odio, abrazando aún más mi cuerpo.
—Siempre está tu vieja amiga. Si te gusta estar drogada, pues lo haremos a tu modo. Solo quiero que sepas que ese Árabe no te merece. Así que el plan es sencillo. Te drogo, te foll0 hasta saciarme, te amarro a la camilla de este quirófano y te saco ese bastardo de dentro, y te dejo morir desangrada.

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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.