DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 12

12. "Una alternativa al Amor"

CAMIL DE LA FUENTE

Mi habitación penumbras me recibe , aún así no me molesto en encender la luz. Suelto el aire que inconscientemente había estado conteniendo hasta ahora, en un suspiro cargado de pena. No cierro la puerta al entrar, pues quiero estar atenta por si Emira despierta y me necesita.

Mi corazón ya dañado, creo que acaba de romperse del todo «aunque médicamente sea imposible» con este emotivo y desgarrador momento por el que pase con mi bebita

Me siento en la cama con la vista perdida en algún punto de la habitación y las lágrimas que había tratado de contener hasta ese momento por fin salen, quemándome las mejillas a su paso. El peso de la culpa es mucho más grande cuando sentimos que por nuestra causa sufre alguien a quien amamos, alguien totalmente inocente a los errores del pasado. El dolor de Emira es mi consecuencia...consecuencia de las veces que me equivoqué para llegar hasta donde estoy.

A veces el dolor reaparece, provocado que quiera aullar de desesperacion y añoranza. Quisiera a veces tomar a mi niña en mis brazos y abrazarla tan fuerte contra mi pecho… que solo yo fuera suficiente, que yo fuera su mundo y así como ella es el mío.

Me limpio las lágrimas, y recuerdo porque fue que nunca busqué a Farid… no lo busqué… y no fue por egoísta, aunque ahora así lo parezca.

El ruido estridente de mi celular me saca de mis cavilaciones. El teléfono descansa sobre la cómoda, donde lo deje después que Dave se marchó en la mañana.

«Dave» Ni suquiera me he permitido pensar en lo qué pasó con él. ¿Con qué cabeza? Si mi día ha sigo una brutal tempestad desenfrenada que cada vez se pone peor.

Me pongo de pie para revisa el celular. Solo espero que no sea del hospital, si tengo que salir por una emergencia está noche, no respondo por mi desempeño.

Me extraña al ver que es un número de fuera del país. Debe ser un equivocado… o quizás el causante de todos mis problemas llamando a estas horas.

Pasan de las once de la noche, así que sencillamente desisto de la idea. Farid no es hombre que se moleste en llamar a una mujer a estas horas, ni tampoco se molestaría en averiguar un número que le interesa tan poco como el mío .

Contesto para salir de dudas, y escucho la voz de la última persona que creí que llamaría a estas horas…«mi hermano».

—¿¡Liam!?— inquiero después de escuchar su saludo d e siempre. No es que mi hermano no me llame, pero habitualmente lo hace temprano en la mañana.

—Si hermanita soy yo… — responde y aún no entiendo nada. Su voz suena alarmada y en mi estado actual de ánimo no estoy preparada para otra mala noticia. Creo que me caeré desmayada en cualquier momento si este m@ldito día no se acaba de una vez.

—¿Pasa… pasó algo Liam?— preguntó yendo directo al grano. Mejor que hable de una vez, que estar dándole vueltas al asunto a esta hora.

—Disculpa que te llame a esta hora… pero es que no sabia a quien más recurrir…— se excusa y solo logra que la tensión sobre mis hombros aumente.

—¡Habla de una vez! ¿¡Qué pasa Liam!?— insistí ya casi al desespero. Hace mucho que no hablo con Mara, así que me aterra que algo pueda hacerle pasado.

—¿Sabes algo de Farid?— soltó, y el teléfono estuvo a punto de caerse de mis manos.

«Farid…»

« ¡Otra vez Farid!»

Había escuchado más el nombre de Farid desde esta madrugada, que en los últimos seis años…«que solo yo lo me lo repetía bajito».

El universo traidor tenía que estar conspirando en mi contra. Ciertamente yo tenía que haber sido asesina de sacerdotes en una vida pasada, como para que el Karma me saliera con esto.

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