13 “La misma Mentirosa”
FARID ARAY
«Camil... mi Camil peligrosa y malvada».
Aún recuerdo la primera vez que la vi desnuda en el lobby del hotel Burj Al Arab en Dubai. Allí estaba ella paseándose como Dios la trajo al mundo dejando en rídiculo el nombre de la familia Aray, pero haciendo babear a todos los hombres que la veían pasar contoneando las caderas.
Los hombres de seguridad no se atrevían a acercársele, por ser la hermana de uno de los accionistas; así que me tocó a mi controlar su pequeña demostración de poder. Esa era su descarada manera de revelarse a que su hermano la hubiera sacado a rastras de Miami.
Solo que en su irresponsable acto de rebelión me llevo a mi enredado entre sus piernas. «Literalmente entre sus piernas»
Después de ese día, Camil me atrajo a ella como un cuerpo celeste con una gravedad. Por más que huí, por más que me aleje, la dejaron en mi casa... bajo mi techo, y con las hormonas revueltas propias de su edad. Éramos como dinamita en medio de un volcán... era un hecho que estallaríamos sin que ninguno de los días pudiera evitarlo.
Me era inevitable no pensarla, no soñarla. A pesar que esa tarde solo le proporcioné par de nalgadas en aquel coqueto trasero desnudo, porque la muy malcriada me mordió. Desde ese día su olor quedó impregnado en la piel.
Esa descarada me marcó para ella, como si de una loba en celó se tratara, y después d eEso no me importó nada más.
Luche conmigo mismo, trate de alejarme… ¡pero que va!. Fue imposible.
La razón, la lealtad a su hermano, no sentido del deber familiar, mi gusto selectivo en escoger a las mujeres… todo eso se fue a la mierd@.
Solo me importo poseerla, y no me detuve hasta domarla de tal modo, que creí que moriría antes dejarla arrancar de mis brazos… y un buen día… ella simplemente se fue.
Habíamos discutido esa noche y salí de la mansión del centro de Riad hecho una fiera. No quería admitirle… no estaba listo para eso. ¿Cómo uno le confiesa a una malcriada de dieciocho años que no la dejará ir?
¿Como se confiesa el amor? Aún no se…porque cuando gane el valor y regrese a casa al amanecer… Camil no estaba.
Si se había ido, no había sido precisamente por la discusión, sino porque lo tenía todo premeditado.
Su pasaporte y sus documento, aún se encontraban en mi caja fuerte… ¡irónico después de todo! Ella fríamente lo calculo y organizo todo… si se fue no fue por la discusión… sino porque moría por irse. Ella no sentía lo mismo… ella no tenía nada que confesar.
Camil había ido a escondidas a la embajada americana en Arabia Saudita, durante uno de mis viajes a Dubai, y había alegado que sus documentos de identidad se habían perdido. Lógicamente hizo el debido proceso y obtuvo un nuevo pasaporte viéndome la cara de estupido y de confiado. Mientras yo me ilusionaba y planeaba darle el mundo, aún yendo contra todo… ella me clavaba el puñal por la espalda.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.