“Un cuento de Hadas”
CAMIL DE LA FUENTE
Sentada en la mesa del comedor de la casa hago las cuentas para el próximo mes.
Saco el dinero para las compras, para abastecer la despensa, y lo de los gastos diarios de la casa de Emira.
Además separó lo del profesor de danza, el de canto y el de karate. Mi hija parece una máquina de actividad en actividad, pero adoro que sea una niña tan activa, despierta e inteligente.
A esa edad mis intereses eran otros, así que trato de mantener la inocencia de mi pequeña lo más íntacta posible.
—¡Mami! ¿Separaste lo de mis vacaciones en Disneylandia?— pregunta la niña desde su habitación y respondo distraída.
—Mmmm, si claro bebita. Ya casi está todo completo.
La verdad es que habia olvidado las dichosas vacaciones en Orlando. Anotó también eso en mi libreta de cuentas. Tenía que reconocer que se me hacía demasiado difícil llevar las cuentas, a lo largo de los años las únicas cunetas en las que me había hecho experta era en calcular las dosis de medicamento que tenía que administrar a los pacientes.
Terminó las cuentas, cierro la libreta y la guardo en el aparador de la cocina. Mi hija tiene cierta tendencia a hacer barcos de papel con todo lo que no le parezca material de su escuela.
Camino hacia la habiatacion de Emira, para hacerle un cuento y acostarla. Es tarde y aunque ya me recupere de la guardia, estoy cansada del día de trabajo.
—¿Ya mami?— pregunta ella al verme cruzar el umbral de su puerta. Ella corre a su cama, y se acomoda rápidamente.
—Si, ya es hora de dormir— expreso acercándome para arroparla y besarle la frente. —¿Qué cuento quieres hoy?
—¡Aladino!—musita ella con decisión
—¿Aladino?— preguntó sin negarme desde un principio. No quiero que haga fijación con ese príncipe arábe, por el que tanto lloro hace unos días atrás. —¿No prefieres el de una princesa como la Bella Durmiente o Cenicienta?
Ella niega con la cabeza…
—No mami… quiero el de Aladino. Ayer no lo viste, pero estaba frente a la escuela.
Me congelo, y siento un peso en el estómago.
—¿¡Quién estaba en la escuela Emira!?— preguntó muy seria pero sin perder la compostura, porque puede deberse a la imaginación de la niña.
—¡Aladino mamá! Ya te lo dije— repite con decisión reincorporándose en la cama sobre sus codos. —Además mami… tenía un coche tan lindo que parecía una alfombra mágica.
—¿Hsblaste con él? ¿Hablaste con ese señor Aladino? — indague con tacto. —¡ Recuerda que no debes hablar con extraños…
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.