32 “El Cambio de Nombres”
(Un mes después)
CAMIL DE LA FUENTE
La lluvia no deja de caer torrencialmente, empapando la avenida, y nublando la vista del tráfico. Emira no deja de asomarse por la ventana, para ver que su padre llegue de una buena vez. No es que esté atrasado, pero ella está demasiado ansionsa.
El día es bastante gris desde que amaneció, y lo sé porque mi hija se despertó a las seis en punto de la mañana. Si tuviera que ir al colegio hubiera remoloneado como de costumbre… pero hoy no. ¡Hoy es diferente!
Ella no entiende la verdadera connotacion de lo que ocurrirá hoy, pero le sonó sumemente importante. Eso, sumado que tiene que ver directamente con su padre… bueno eso lo hace importante sin necesidad de saber nada más.
Hoy después de varias conversaciones previas y muchas tasas de café, por fin iremos los tres juntos a cambiar los apellidos de la niña e incluir el apellido Aray en el nombre de Emira, eso además de que a partir de hoy ya aparecerá el nombre de Farid Aray como su padre en las inscripciones de nacimiento y en otro cualquier otro documento legal. Yo no le daba mucha importancia a ese trámite, pero para él, para Farid resultaba indispensable realizarlo cuanto antes.
Si ya estaba más que claro que Emira era su hija, no tenía casi dejarlo para después, así que llevábamos una semana inmersos en ese proceso.
Antes ya Farid y yo nos habíamos reunido en la oficina de un Notario para que él reconociera a la niña como hija suya. Así que en el día de hoy es más un mero trámite, pero a Emira le parece como que asistirá a una coronación real.
Vestida con una hermosa bata Rosa y Plata, y zapatos a juego, luce exactamente como una princesa imperial lista para ser coronada. Farid le compró ese atuendo por orden expresa de ella misma, y yo me sorprendí cuando los vi que regresaron a casa después de un corto paseo, cargados de bolsas «para el día del cambio de nombre» como ella le llama. Pareciera que se llevaría a cabo, más un raro ritual de iniciación , y no un mero trámite legal…
—¡Ya viene!—chilló la niña y yo me di prisa para terminarme de arreglar. —¡Ya viene mi papi! —repitió y se lanzó a la carrera hacia su habitación para localizar su sombrilla, decorada con la Doctora Juguetes.
Me miró otra vez en el espejo de cuerpo entero d emi habitación, y reviso mi atuendo para estar segura que estoy bien.
Escogi un vestido blanco con corte ejecutivo que me llega un poco más debajo de la rodilla. La tela se pega a mi cuerpo, como una segunda piel, y resalta lo angosta de mi cintura.
Pensar que hubo un tiempo pasado, en que los hermosos vestidos de diseñador eran mi día a día. En lugar de eso cambié mis tacones de doce centímetros por suecos blancos para hacer guardias, y tenis deportivos para correr por los pasillos de aquel hospital. Cambie mis curvas tallas cero, y la perfección de mi abdomen plano; y eso lo cambie para llevar dentro de mi al amor de mi vida: a Emira.
Reviso mi maquillaje de tonos nude y aplico un labial marrón claro, con un acabado mate. Los ojos están perfectamente delineados, haciendo que luzcan como los de una felina sensual. Aplicó un pico de rímel y me apartó del espejo satisfecha del resultado conseguido.« Sencillo pero sofisticado».
El cabello suelto cae sobre uno de
Me siento en la cama, y coloco los zapatos de siletto color piel, y tomo un bolso a juego.
Me veo hermosa, aveces olvido como me veía perfectamente arreglada, pero no cambiaría este glamour por la adrenalina que me da mi profesión actual, ni por el sentimiento más puro del mundo, el que siento por mi hija.
Si volviera a nacer y pudiera escoger, pues escogería ser madre de Emira mil veces, escogería ser médico, y …
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.