DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 39

39 “Te gusta demasiado el peligro”

FARID ARAY

—¡Quédate Camil! ¡Quédate que las noches sin ti ya me duelen!

Ella dudo pero finalmente saco fuerzas no se de donde para responder.

—Farid dejemos las cosas como están… solo conseguiremos lastimarnos y hacernos mucho más del daño que ya nos hemos hecho.

—¡No creo que nada de lo que ocurra esta noche pueda doler más que tantos años de ausencia sin una sola explicación, Camil!

—¡Tú sabes por qué me fui! —pronunció pero esta vez mirándome con seguridad—Me fui porque nunca sería más para ti que un revolcón.

—¡Eso ya no lo vamos a saber verdad! En aquella mañana regresé dispuesto a ofrecerte el mundo y tú no estabas…

—Y aqui estamos otra vez, creyendo que con un revolcón las cosas cambiarán por arte de magia.

Un relámpago entrando por la ventana la obligó a callar.

—¡Ves! Hasta el cielo se da cuenta que no hay nada de malo en que pasemos la noche juntos.

—¡Eres un cínico de lo peor!— contraatacó ella con esa mirada furiosa, que hoy sólo lograba cautivarme y prenderme más.

La pegué junto a mi cuerpo aún más fuerte, respiré su aroma exquisito y pegué mis labios a su frente, bese con suavidad, y casi con respeto.

Solo quería idolatrarla, amarla como la había adorado en mi pasado, en el pasado que ella había huido.

—Soy un cínico—admití con la voz tomada por la carga emocional que nos embargaba y pegando mi frente a la suya, acariciando su espalda baja . —Sé que lo soy, pero sobre todo soy un m@ldito egoista—mordí con labios casi pidiéndole permiso para hacer lo mismo con los suyos. Camil prácticamente hipnotizada repitió inconscientemente mi acción. —Soy un egoista porque esta noche no me va importar que tan superado me creas tener… no me importará que sientas por ese jefe de cirugía tuyo… no me va a importar que quieras rehacer tu vida lejos de mi— ella hizo un gesto por alejarse un poco para refutar pero mi nariz rozó la suya— porque nada más me importara lo que creo ver en tus ojos cada vez que te miro, y lo que estoy seguro que aún sientes por mi.

—Yo…yo

—¿Tú no sientes nada por mi? Dime y te juro que bajaré bajo esta lluvia y me iré a un hotel…

—¡No hagas chantaje emocional conmigo! No soy una niña pequeña Farid, a la que puedes manipular—refutó molesta.

—¿Eso crees que hago? ¿Qué te chantajeo? —pregunté dolido, sus palabras me habían golpeado como un puñetazo. La solté como si ella entera me quemara, y me alejé de su cuerpo rascándome la cabeza a la altura de la nuca.

—¡No quise decir eso Farid!

—Lo dijiste Camil. Crees que te chantajeo para acostarme contigo…

Sus senos eran quizás una talla más grandes, pero igual de redondos, igual de firmes. Pensar que aquel pecho habi alimentado a Emira, solo lograba prenderme aún más.

Bese el monte de sus senos liberando su cintura de la tela de aquel vestido.

La ayude mientras que la tela brillante bajó por sus caderas, dejando libre sus redondo e irreverente trasero.

Palmeé aquellas nalgas tan adoradas en el pasado, mientras que la tela del vestido quedaba hecho un rollo en el piso.

A nalgadas había empezado lo nuestro, y a nalgadas regresábamos a las andadas.

—¡Arábe Bruto!— se quejó en un chillido y mordió uno de mis pectorales.

—¡Me llamado peores cosas habibi! —bromeé devorando uno de sus pechos después de haber sacado el sostén.

Tome el pequeño montículo de carne entre mi mano derecha y succioné la aureola rodada que se puso dura al instante te. Camil arqueó su espalda y gimió poseída por el placer.

La levante un poco para que ella enredara sus piernas alrededor de mi cintura y nos conduje a la cama, ella quedó sentada a horcajadas sobre mi cuerpo.

Camil me ofreció sus pechos para que los chupara, al tiempo que restregaba su entrepiernas en mi poll@ erecta.