41 "Comienzo de una contienda"
FARID ARAY
Sintiéndome tan jodidamente imparable como el miembro de un anciano, abrazo a Camil dormida contra mi cuerpo. Me reconforto en su fragancia… en ver su silueta color crema sobre las sábanas de seda negra. Su cabellera rojiza es un espectáculo que es digno de admirar, y su rostro es un poema que solo habla que se quedo dormida bastante satisfecha… satisfecha por lo que hicimos.
Quedó totalmente exhausta después que hicimos el amor por segunda vez. ¿Y cómo no? Si yo mismo caí sin alientos por varios minutos después de alcanzar aquel orgasmo que la llevo a destrozarme la espalda con sus uñas. Debería estar durmiendo como ella o hace, pero no puedo dejar de observarla… no puedo cerrar los ojos por miedo que al despertar ya no este, y esto no sea mas que una fantasía.
Por ironías del destino, a ella la sentía tan mía como lo había sido en el pasado o aún más porque ya no era una malcriada coqueta, ahora era una mujer hecha y derecha que latía conmigo, vibraba conmigo y me hacía descender al infierno en cada embestida, en cada beso de fuego y pasión. A mis treinta y tres años estaba enamorado nuevamente como un idiota… más idiota aún porque segua enamora de la misma mujer de la primera vez que me enamore: Camil.
La primera vez, me devasto; y con veintisiete años me había prácticamente destruido tanto que llego a amargarme la existencia a causa del despecho, al punto que prometí jamás abrirme de nuevo ante una mujer. Y ahora estaba de nuevo en el mismo dilema.
Cuando pasó lo que paso lo que paso con Camil en el pasado, me prometí a mi mismo que no me casaría, que si no la podía tener a ella no quería nada; así que la posibilidad de engendrar una niña o un niño que heredara mi parte de la fortuna quedaba reducida a cenizas. No era que me importara, Liam se podía hacer cargo plenamente de la tarea de encargarle a la cigüeña todos los hijos necesarios para que nuestro legado no se perdiera.
Ahora seis años más tardes con Camil en mi cama, y con Emira en la habitación continua, se me hincha el pecho de un modo inefable. Demasiada emoción, demasiadas frustraciones y miedos vencidos por obra del destino. Tanto que no se que hice tan bien para merecer tanta dicha.
La química casi pirotécnica que nos había unido en el pasado estaba allí igual de fuerte. Solo que ya no éramos niños, yo ya había pasado esa edad en que le temes con la vida al compromiso; y ella había resurgido como un fénix.
Esta nueva Camil era el mejor regalo que la vida podía darme, porque con solo saber que ella había cambiado después de mí; que yo había significado tanto como para cambiar aquel desastre de vida que estaba viviendo, es suficiente aliciente para quedarme a su lado hasta que seamos viejitos… hasta que se me caiga todo y ella siga igual de hermosa. Porque eso sí, a mis ojos Camil aun siendo una momia será la mujer más hermosa de todas.
{***}
Amanece y despierto feliz, la lluvia fuerte a cesado y del temporal del día anterior solo queda el fresco olor de la tierra mojada. El sol aún se niega a salir de detrás de las nubes, pero para mi es la mañana más hermosa de todas. Camila un duerme desnuda a mi lado. Y solo Allah sabe el sacrificio que hago en no pegarle una sonora nalgada y hacerle el amor toda la mañana. Me obligo a dejarla descansar, y coloco sobre la cama la remera y el bóxer que deje para ella la noche anterior que quedo desparramado por el piso cunado las cosas en aquella cama King Size se pusieron intensas.
Me meto en mi bóxer, el pantalón de pijama y la remera negra y bajo rubo a la cocina, antes me percato que mi beba preciosa duerma plácidamente como el angelito que es. Entro en la habitación en penumbras sin hacer ningún ruido para que no desierte aún, y así también deje descansar a su madre. Repaso la carita y me doy cuenta que apenas se ha movido de la misma posición en que la acosté anoche. Como un idiota checo que este respirando y sonrió al pensar que Camil debió haber hecho lo mismo cuando Emira era una bebita. Hay tanto de mi en esa niña, que no puedo hacer otra cosa que mirarla absolutamente extasiado y enamorado de ella. Porque si, me enamore a primera vista de mi Emira. Salgo del cuarto y suspiro mordiendo mis labios, Esas dos chicas que duermen bajo mi techo son las mujeres de mi vida, y lo seguirán siendo sin importar los giros que pueda dar el destino. Esa es mi promesa… amarlas si medida, sin importar que algo salga mal, o que tanto se intenten ellas de alejar de mí. !Ahí estaré para ellas!
Bajo a la cocina y preparo los instrumentos e insumos necesarios para hacer un glorioso desayuno. Hace seis años atrás se me quemaba hasta el agua, después de eso matriculé en un curso de cocina y me titulé como chef internacional; en algo había que emplear el tiempo para olvidar un poco el dolor de aquel atroz abandono.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.