42 " ME TOCÓ PERDER"
CAMIL DE LA FUENTE
Lo menos que deseaba hacer era discutir con el árabe bruto, me sentía feliz de estar aquí en esta casa junto a él. A pesar de las diferencias, de los años pasado, él sería siempre el hombre de mi vida.
Cuando abrí los ojos sonreí, me sentía como en una nube al volver a tenerlo enterrado en mi, perdido por mi….
Lo busqué rápidamente con la vista, incluso pensé que estaba en el cuarto de baño, pero Farid no estaba. El que hubiera despertado sola en aquella habitación, sin su compañía, me bajo un poco los ánimos sin que pudiera evitarlo. Los mejores recuerdos del tiempo que estuvimos juntos volvieron, pero los peores también.
Me metí en el baño, y al sentí abrirse la puerta regrese a la habitación.
Verlo atravesar la puerta de la habitación me hizo recuperar el ánimo; pero darme cuenta que estaba hablando con aquel enojo en la voz y el ceño fruncido, y precisamente con mi madre me confundió; ella me acababa de confesar que tenía un tumor inoperable y él sabía que el que él tuviera mi teléfono y contestara mis llamadas la enloquecerían… no supe cómo reaccionar. Solo puedo decir que la situación me superó del todo.
—¿Qué haces?— pregunté enojada acercándome a él, y tratando de tomar mi teléfono de manera educada evitando una confrontación.
—¡Lo siento!— susurro y corto la comunicación con mi madre.
—¿Tienes una idea del problema en el que acabas de meternos con eso ? — pregunté con semblante serio. —Mi madre está enferma y…
—¿Qué esperabas que hiciera Camil?¡Dime! ¿Esperabas que me escondiera? — ahí estaba otra vez esa fría calma que esconde el peor de las tormentas —¿Qué quizás me marchara a Arabia o a Dubai? ¿Qué me quedará tranquilo mientras tú madre, « enferma o no» te envía esos mensajes de texto ofensivos donde solo te degrada y te ofende?
Quede en silencio y vi en las notificaciones aquel mensaje que hizo que se me formara un peso en el estómago de inmediato. Farid se pasó la mano por el cabello negro desordenándoselo aún más. Se veía contrariado, frustrado y nada feliz.
—Te juro Habiba que no quería violar tu privacidad… te juro que cuando descubrí tu teléfono vibrando de ese modo pensaba que se trataba de una urgencia del hospital… pero vi ese mensaje y me volví loco. ¡No me pidas que no te defienda, o al menos que intente hacerlo!
—Farid… no soy una niña. ¡Soy capaz de librar mis propias batallas!— pronuncie tratando de no hacer más grande la brecha entre nosotros que significaba mi madre.
Él cerró los ojos y dejó escapar un sonoro suspiro y negó con la cabeza, como si negara sus propios pensamientos o mi actitud. Se veía desilusionado, tanto que guardo silencio por unos instantes mientras yo analizaba su rostro. Un poco de realidad después de una noche tan mágica se sentía como una parada en el estómago.
—¡Lo siento!— repitió visiblemente apenado—. Soy un arabe bruto— admitió mirándome a los ojos y sin un leve gesto de rendición en el rostro. —Un árabe bruto que no soporta que nadie te maltrate, ni te haga sentir inferior.
—Farid… es mi mamá—musité tratando de detener su siguiente frase pero él no estaba dispuesto a guardarse sus sentimientos.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.