48 VIVIENDO JUNTOS
FARID ARAY
Bajamos del Jet, y por supuesto yo era el más feliz de todos.
Con mi hija en brazos, y mi mujer a mi lado era un hombre que podía lograr lo imposible.
Esta vez vamos directo a la mansión, y me alegra que así sea.
—Necesito una ducha espetó Canul tan pronto entramos.
Hasta yo estaba necesitando una ducha que nos hiciese recuperar un poco las energías gastadas en el largo día, en el que Emira nos había hecho volver a los lugares que más le habían gustado y eso había significado caminar kilómetros en el interior de los parques .
Ahora nuestra niña parecía una bendita piedra, mientras que nosotros estábamos exhaustos. Su madre trato de despertarla un poco para que cenara algo y no durmiera con el estómago vacío, pero estaba demasiado cansada. La subimos a dejar, y Camil y yo optamos pedir comida a domicilio.
La cena llegó en un dos por tres, cenamos en la barra de la cocina, rememorando los mejores momentos del viaje.
«unos cuantos de ellos… demasiado ardientes»
Subimos a la habitación en donde todo se había reiniciado, con la difrentencia de que ahora Camil había llegado para quedarse en mi vida, y en esa casa para siempre.
Por fin había aceptado a formar esa familia que los tres tanto ansiábamos en silencio.
—Estoy como si hubiera venido corriendo desde Orlando a Atlanta— expresó ella dejándose caer cómodamente en el diván.
Me acerqué y me agaché a sus pies, le quité con cuidado los zapatos estilo balerina que llevaba, masajeando con destreza sus pies cansados. Como era de esperarse la tensión sexual se disparó como un cronómetro, haciendo que cada segundo que pasara contara.
—Si te parece haber corrido setecientos kilómetros, pues lo que pienso hacerte te parecerá nada— le informe con sagacidad.
La ayude a desvestirse con parsimonia mientras ella iba observando con gusto culposo cómo sacaba sus pantalones. Entreabrí los labios embelesado con la belleza de aquel cuerpo, de esas piernas torneadas que eran mi perdición, aprecié con demasiado gusto cada centímetro de piel, acariciando sus muslos desnudos en el proceso.
—¡Creo que podría acostumbrarme a esto!— comentó ella con diversión y solo asentí con la mirada perdida en su entrepierna.
Su ropa interior era de encaje blanco, y a juego con la camisa blanca que usaba, me recordaba una Virgen. ¡Mi Virgen!…. Porque eso había sido Camil para mí desde el principio, yo había borrado cualquier vestigio de otras vidas de su piel, eso lo sabía. Ella era enteramente mía, en cuerpo y alma.
—Ese es el objetivo mi Habiba. Que te acostumbres a ser venerada— comencé a desabrochar los botones de su camisa, mientras que ella se recostaba en el diván para dejarse consentir, presa ya de la pasión—Mereces que sexualmente te devore, y que emocionalmente te proteja de todo. Yo seré tu caballero andante…
—¡Me gusta que seas mi árabe bruto!—me interrumpió con una sonrisa traviesa— y que me protejas, y que me mimes, pero sobre todo que me hagas sentir como la mujer más deseada del mundo. Creo que había olvidado como que era sentirse deseada— agregó incorporarse para comenzar a jugar con los botones de mi camisa para abrirla.
Cuando ambos estábamos en ropa interior pasamos al cuarto de baño. Ella me arrastró consigo.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.