DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 59

59 PISTACHOS Y MIEL

FARID ARAY

—¡No Farid!—repuso rápidamente Camil — ¡No me puedo ir a Paris! Aunque la oferta sea… la más tentadora que oido en años.

—¡Habiba solo quería que te relajaras!— conteste con sinceridad. No era mi intención que te preocuparas más.

—¡Tengo que trabajar!— anunció totalmente resignada. —Aunque no niego que me hubiera gustado ir… Quizás cuando Mara se vaya a Miami o en mi próximo descanso.

—Descuida Habiba, Paris seguirá en el mismo sitio y yo también—comenté dejando el teléfono en la mesita y acercándome a ella, girándola y abrazándola por la espalda guiándola al baño. Mencionar el nombre de su madre hizo que esa sombra gris regresara, pero no con la misma fuerza.

Esta vez optamos por una ducha rápida y no por la bañera.

Todavía alucinaba mientras pensando en el orgasmo que le había arrancado a Camil, así que la idea de la bañera no era una buena idea.

Ella tenía que descansar, necesitaba dormir algo.

La guardia había sido agitadora y cuando llegara Emira de la escuela tampoco la dejaría dormir.

La ayude a bañar, adorando cada pequeña parte de su hermosa piel, y ella hizo su mejor intento por restregarme la espalda.

La verdad que si esto era el matrimonio, si de esto se trataba el vivir con alguien que amas y deseas con locura… entonces estaba listo para casarme de una buena vez.

Camil me complementaba en todos los sentidos, ella al igual que yo, tenía partes oscuras, partes incomprensibles,pequeños pedazos de alma demasiado maltratados como para dejar entrar a cualquiera. Aún así y a pesar de conocerme tan bien ella me no juzgaba, no preguntaba, solo se quedaba allí haciéndome compañía y mostrando mi mejor lado.

No podía negar que nunca me había sentido tan a gusto, tan en casa. Sin proponérmelo y sin andarlo buscado ella me había dado crecido una familia, ella era mi familia junto a mi pequeña. Y si pudiera volver el tiempo atrás… creo que no borraría el momento en que la embarace inconscientemente. Si he de cambiar algo del pasado, sería esa mañana que me abandonó… o quizás mi propia cobardía. Ahora que lo pienso tenía todo, solo me restaba gritarle al mundo que estaba enamorado como un loco de Camil.

Así que está vez no cométete el mismo error, ni por acomodar a Mara, ni por el que diran.

Cuando por fin salimos del baño, me enfrasqué en secarla, poniendo especial atención en cada parte de su cuerpo. Con cuidado, y muy despacio; y no tanto motivado por el placer sensual, no. El amor romántico que sentía por Peligro siempre había sido más grande que el deseo sexual; y si algo había que estar claros es que yo ardía de deseo por ella . Ella me parecía una obra de arte, así que siempre sentiría esa tensión sexual electrizando el ambiente si la tenía desnuda frente a mi, o aunque estuviera vestida, siempre esa mujer sería capaz de llevar la mayor parte de mi sangre para engrosar la parte más sencible de mi cuerpo. Camil era fuerte como nadie, aunque ella misma se consideraba débil, y también necesitaba ser mimada.

CAPÍTULO 59 1

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