DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 64

64 UN PLAN DEL INFIERNO

NARRADOR OMNISCIENTE

Camil exhausta de Mara, de sus niveles etílicos casi al amanecer; de ese m@ldito modo de complicar las cosas más sencillas, de que hubiera intentado arruinar su mañana y la relación con Farid, así que exasperara la dejó entrar al consultorio del Dr. Dave Brown sin acompañarla ella desde un primer momento. Un error que de seguro lamentaría más tarde conociendo los alcances de la señora.

«Mara podía ser de todo, menos confiable en ningún sentido de la palabra».

Solo que su hija pensó que cinco minutos sin supervisión no lograrían que su madre arruinara su vida para siempre. Solo era cuestión de ponerse después al día de los exámenes que el experimentado cirujano le estaría realizando durante la mañana a aquella masa en forma de tumor que ocupaba las cavidades abdominales y torácicas de la paciente.

Mara ebria como estaba, no le importaba hablar de más, y Camil no creía poder soportar otra estupidez sin riesgo de pegarle un puño en la mandíbula que le impidiera hablar por el resto del día.

Además que tenía demasiadas cosas que hacer, llevaba más de veinticuatro horas fuera del hospital y tenía que intentar ponerse al día con su trabajo, tal como le había dicho a Mara los post operatorios no se cubrirían solos.

Tenía que revisar el estado de los pacientes bajo su cargo, sus responsabilidades eran demasiado serias para que su vida personal la siguiera y la afectara incluso dentro del quirófano.

Dave y Mara totalmente complacidos de que los dejarán solos, por lo menos durante la parte inicial de la consulta, se sentaron a fraguar los pasos a seguir, ya que después del almuerzo del día anterior tenían algo claro y era que el futuro de Camil no sería junto al padre de su hija si de ellos dos dependía.

Y ambos se tomarían muy en serio la labor de separarlos, sobre todo Mara que odiaba más a Farid que a «la pobreza».

«Y Mara de la Fuente evidentemente se había olvidado de cómo era ser pobre»

Las ideas de Mara no distaban de las de Dave en cuanto a la opinión que ambos tenían del padre de la niña, o eso le hizo creer la fría mujer al Cirujano, que se sintió encantado de haber encontrado en la progenitora de la chica a una aliada que le ayudaría a aconsejar y guiar a Camil para que tomara la mejor decisión, y obviamente esa era acertar su mano.

Claro que el médico no contaba con lo drástica y Manipuladora que podía resultar ser Mara De La Fuente en su empeño de conseguir lo que quería más que nada.

—¿Estamos claros entonces?— preguntó Mara al cirujano que la miraba como si aquello que ella acababa de soltar no era precisamente lo que esperaba escuchar. Había límites éticos y él podía ser un total desnaturalizado para muchas cosas, pero los «métodos» de aquella mujer distaban mucho de los suyos.

—Creo que no estaba preparado para escuchar algo así—observó Dave algo confundido poniéndose de pie y dando pequeños rodeos por su consultorio . —¿No crees qué hay otros modos de hacer que Camil habrá los ojos y que vea que ese tipo no le conviene en absoluto? ¿Algo que no me comprometa de ese modo? ¿Algo que haga que ese hombre se aleje definitivamente de otra forma?

Mara negó con la cabeza con vehemencia, y haciendo una mueca de asco, como si hablar de ese hombre, de Farid, fuese casi un sacrilegio para ella.

Tenía que deshacerse del m@ldito arábe, él la odiaba tanto como ella a él. Aún así no se arrepentiría jamás del infierno que lo hizo vivir. Ella lo odio desde que nació, desde que lo vio por primera vez.

Después de casarse con Amiel Aray se enamoró del hermano de este, y cuando descubrió que este se había casado y había tenido un bebé en menos de un año, eso hizo que su ira se canalizara hacia la pequeña criatura que le había robado una posibilidad real de tener al hombre del cual se había enamorado. Aún así continuó casada con tal de tener cerca a su cuñado, hasta que no pudo soportarlo más.

—¡Dijiste ayer que harías cualquier cosa para quedarte con ella!— le sacó en cara aquella mujer después que salió de ensimismamiento. Ella parecía tan distinguida a simple vista, pero que cuando habría la boca parecía que la bruja de todos los cuentos vivía en ella. Era una víbora de cascabel en todo el sentido de la palabra, igual de letal y venenosa —No creo que ahora quieras echarte atrás. Sería una terrible decepción que…

CAPÍTULO 64 1

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