DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 73

CAMIL ARAY

UNA TERRIBLE SENSACIÓN

Los fuertes truenos de una terrible tormenta me despiertan, me pesan los párpados y me cuesta despabilarme.

Me extraña, no siento el cuerpo duro de mi Árabe bruto a mi lado y me muevo por la cama para encontrarlo tratando de acurrucarme contra su cuerpo.

Tengo frío y aunque intento pensar, solo mi mente divaga sin lograr concentrarme, me siento exhausta y la fuerte soñolencia me gana, solo deseo seguir durmiendo.

Finalmente desisto, al percatarme que estoy sola en la cama, Farid debe haber ido al baño, o quizás a Emira también la despertaron los estridentes relámpagos acompañados del fuerte estruendo que le sigue. Su padre debe estar con ella.

Será mejor que vaya a ver, a Emira no le gustan los truenos.

Finalmente abro los ojos y me sorprendo al encontrar las cortinas de la habitación abierta. A Farid no le gusta la luz para dormir, es algo así como una manía suya.

Bajo los pies de la cama y apartó las cobijas y me sorprendo demasiado de mi desnudez, no recuerdo haberme acostado así. Me restriego los ojos con la mano derecha, mientras que trato de observar un punto fijo en la pared para recuperar el equilibrio, que parece haberme abandonado del todo.

Repaso la habitación con la mirada, y los detalles no pasan desapercibidos ante mi ojo crítico. Hay demasiado desborden por todo el piso, y prendas desparramadas. Mi pijama quirúrgica violeta oscuro está en el piso, mis bragas, la Champagne… el chocolate…

«¿Cómo m****a no recuerdo que diablos pasó aquí?»

Las señales se alarma se disparan en mi cabeza, y mi mente como una reproductora empieza a lanzarme imágenes de lo último que recuerdo.

…¡Mara!…

…¡El hospital!…

…¡Dave!…

…¡La Aguja encajándose en mi piel!…

…¡El coche!…

…¡La terrible angustia y el miedo que sentía!…

El corazón se me dispara por el terror de lo que pudo haber sucedido después

.

«¡Tiene que ser una pesadilla!».

«Tiene que ser un maldit0 mal sueño».

Intento no quebrarme más de lo que ya me dejaron esos infelices, y se me mojan los ojos de pensar que ese poco hombre de Dave pudo haber abusado de mi.

Me pongo de pie sin lograr mantener mi punto de equilibrio, y caigo desparramada por el piso frío de la habitación llevándome enredada conmigo la sábana que uso para cubrir mi cuerpo.

Esos malditos buitres me drogaron. No hay otra explicación. Me tienen que haber inyectado algo…

El desespero que siento no se compara que nada, así que como puedo, luchando con uñas y dientes me arrastro en dirección al cuarto de mi hija.

Recuerdo muy poco del día de ayer así que muero de una mezcla de inquietud y zozobra que desgarra el pecho, y me salta lagrimas amargas de verdadero pavor...

—¡F-a-fa-rid!— trató de articular sin que la voz me salga clara, así que logro emitir un graznido roto que se pierde en el sonido de la lluvia. No creo que sea culpa totalmente de la droga, también se debe al miedo que me paraliza, como si de Anestesia General se tratara. —F-a- fa- rid!— trato de gritar otra vez, pero no hay repuesta. Nadie puede oírme o ayudarme.

Haciendo aplomo de toda mi fuerza, y de un poco más que no se de donde saqué para sobreponerme; logré por fin arrastrarme hacia una pared, y apoyándome y escalando con mis manos, ponerme de pie.

«¿Qué m****a me metieron en el organismo estos puercos?»

Sujetándome de las paredes abro la puerta del cuarto de baño continuo a la habitación que está en penumbras, allí tampoco hay rastros de mi familia.

Todo está igual que en la mañana, a excepción de la ropa que Farid usaba cuando fue al hospital a llevarme, las prendas estaban mal colocada en uno de los estantes del closet.

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