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DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 81

NO LE GUSTARA ENCONTRARTE AQUÍ

FARID ARAY

—No creo que sea prudente que usted y su hija se queden en mi casa— objeté bastante enojado rechazando cualquier tipo de imposición, y que ellos se quedaran no era más que un sucio ardid para que esa muchacha se lograra meter en mi cama. Odiaba que intentaran manipularme, viniera de donde viniera el caso —. Si lo que quiere es permanecer en Riad, esta ciudad está llena de hoteles muy bien dispuestos a recibirlos como huéspedes ilustres. Si bien la provincia Al Madinah está en el lejano occidente, no estoy listo para recibir huéspedes ahora mismo. A penas me estoy instalando… con mi hija de seis que vino conmigo desde Estados Unidos… Si usted está procurando hacer lo correcto para con su hija, yo intento hacer exactamente lo mismo con la mía.

El ceño fruncido de Abdel Kayá casi logra sacarme una sonrisa. Si Emira resultaba ser la mitad de revoltosa que parecía ser la tal Yamil, yo mismo estaría en un problema mayúsculo en unos diez años más. Con los genes de Camil en su sangre, era un hecho que Emira no sería una adolescente muy fácil de manejar.

A la hija de mi visitante imprevisto no pareció afectada ante mi negativa para que se quedaran en casa. Mas bien se tornó absolutamente indiferente.

Yamila Kaya era muy sensualmente hermosa, ¡sí!… pero en mí no despertaba nada más que sentimientos encontrados. Su rebeldía me recordaba demasiado a Camil, y eso me producía cierta aversión. Pensar en Camil me hacía sentir un frio hueco en el estómago que me provocaría una intensa gastritis al cabo de los días, sin temor a las dudas.

—Para mí es imperativo que conozcas a mi hija— insistió Abdel Kayá sabiéndose perdido—. No pienso marcharme a Madinah, sin concretar algo acerca de la promesa que me hizo su padre. Este es su momento de honrar a su padre, o perder lo que tiene por necio.

—No me haga ser grosero, señor Abdel— dije en tono ciertamente amenazante—. Mi padre no prometió una boda, así que hasta ahora no he faltado a mi palabra.

—La única que puede ser grosera con mi padre, soy yo misma, y nadie más— interrumpió Yamila en perfecto español, y su padre rodo los ojos agotados de lidiar con la energía de esa mujer.

—No te metas Yamila— regañó al padre—. Si no fuera por tu actitud con tus otros pretendientes no estaríamos en estas.

—Usted pretende una boda, pero ni su hija ni usted se molestas en esconder el carácter evidentemente rebelde de la joven. Mi casa no es un centro de rehabilitación juvenil—musité con una sonrisa amarga en los labios. El día que decida tomar una, o varias esposas serán, mujeres que cumplan con mis expectativas, y no por hacer un acto de caridad, así se trate de ayudar al viejo socio de mi padre.

—¿Estas insinuando que casarte conmigo sería un acto de caridad? —pregunto Yamila mirándome furibundamente y dejando que la mirara de pies a cabeza.

—Bonita, no puedes creer que ahora mismo eres el mejor partido que puedo encontrar— le hablé por primera vez directamente y ella sonrió descaradamente.

—No se equivoque jeque… puedo ser tan dócil como usted lo ordene—dijo ella siendo abiertamente seductora. Esa mujer tenía tantos matices que era una verdadera suerte que yo no me sintiera obligado a casarme con ella, o me volvería loco—. Realmente los otros pretendientes que sugirió mi padre dejaban mucho que desear, pero con un esposo como usted, joven, apuesto y musculoso, creo que puedo permitir que me casen.

Negue con la cabeza con toda la intención de interrumpir, y responder groseramente, y echar de una buena vez a la familia Kaya de mi casa, era evidente que no llegaríamos a ningún acuerdo.

—¡Mi papi es un príncipe árabe como Aladino, y no se puede casar con ninguna Yamila! ¡Mi papi se casará con mi mami, ella si es una princesa! —dijo la niña con demasiada resolución dejando a Abdel Kaya con la boca abierta, y a Yamila con el ceño fruncido—. ¿Es que tú eres tan princesa como mi mamá?

—No soy princesa—respondió Yamila bajándose, y apoyando la rodilla al piso para estar al nivel de la niña— Pero puedo ser tu mejor amiga…

—¿Eres doctora entonces? — la interrogó la niña con recelo. Emira actuaba como una esposa celosa, así que era casi emocionante verla marcar lo que consideraba su territorio desde tan pequeña. Es que hija de tigresa, no hay modo que no sea pinta.

—No, me temo que tampoco soy doctora—respondió la hija de Abdel Kaya sin dejarse intimidar por la actitud cortante de Emira.

—Pues no podemos ser amigas… mis amigas son doctoras o princesas como yo. Así que, si no eres ninguna de las dos cosas… no tienes nada que hacer en el palacio de mi papi. ¡Mi mami esta por llegar y no le gustara encontrarte aquí!

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