DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 82

TAMBIÉN ES MI HIJA

CAMIL DE LA FUENTE

La primera vez que llegue a este país, prácticamente fue amarrada y amordazada por la presencia de Farid en el asiento del frente en el jet en que viajaba.

YEsa vez lo estaba odiando a rabiar, pues él, muy rufián se había atrevido a palmearme el trasero en Dubai, prácticamente en pleno lobby del hotel.

Lo conocía de toda mi vida, lo había visto junto a Liam todas las veces que nos habíamos cruzado, solo que en esa ocasión supe por primera vez sobre mi piel los esfectos devastadores que en mi podía tener la fuerza y hombría de ese árabe de piel bronceada, facciones de Dios del desierto, cabello negro, y ojos de verde profundo.

Ahora sé que siempre estuve perdida antes de él, desde que colisiónanos en ese primer raro contacto, éramos como una bola de nieve formando una avalancha. No había modo de escapar de la chispa que hicimos. Ahora dudaba que ese incendio de grandes proporciones que aparecía entre nosotros en bien o en mal… no fuera a incinerarnos hasta el alma, por el dolor que habían causado los últimos sucesos. En Farid la desconfianza hacia mí y el rencor, lo debían estar carcomiendo; y a mí el saberme abandonada a la primera dificultad que se presentó, me producía estrías sangrantes en el corazón.

Llegar a Arabia me puso aún más ansiosa. El nudo que llevaba horas en mi garganta se enredó aún más, y cómo no; si tenía que enfrentarme a una fuerza natural que me igualaba en intensidad. Solo por Emira trataba de mantenerme fuerte. Entraría en esa mansión que significó tanto para mi, tomaría la manita de mi hija sin discutir, y regresaría a la pista a tomar el mismo jet de vuelta

Al descender del avión me encontré que un coche me esperaba. Ser hermana de un magnate tenía sus ventajas, y una cuñada demasiado buena organizando cosas, sin dudas también era un punto a mi favor.

Monte en el Mercedes Benz blanco que esperaba en la pista, y acomodé mi bolso en el asiento junto a mi.

Las manos las tenía sudorosas por los nervios, y el peso en el estómago incrementaba las náuseas matutinas con la barriga vacía. Soportar por mis hijos se estaba tornando cada vez más difícil, pero sería la encomienda que jamás me quedaría grande.

El auto avanzó sin necesidad de proporcionarle una dirección al conductor, al ser contratado por los Aray, sin dudas sabía exactamente hacia dónde me dirigía. Mi manejo del Árabe era básico, hacía años que no practicaba esa lengua... así que hacerme entender en mi actual estado de zozobra emocional hubiera resultado ser un total fiasco.

Las calles se fueron quedando atrás una por una, hasta que estuve prácticamente frente a los inmensos jardines de la propiedad del jeque. Mis nervios seguían allí, el temor al rechazo, los miedos a un enfrentamiento sin precedentes; y una valentía que no creí poder sacar a flote en un momento como est, cuando todas las naves de mi vida parecían hundirse.

Por fin el auto cruzó en jardín, sin ser avisada, sin requerir un permiso para entrar. Entendí que ese era uno de los coches de la familia, pero obviamente Farid no sabría de mi llegada, porque en lugar de enviarme un automóvil lujoso me hubiera enviado un coche fúnebre, con todo y sinfonía de Frederic Chopin.

Contuve la respiración cuando por fin después de rodear la fuente del jardín frontal, por fin el Mercedes se detuvo, dejando como única opción entrar y enfrentar al ogro árabe que vivía en esta casa.

Me bajé, y las rodillas amenazaron con fallarme, pero respiré profundo. El aire fresco de fuera del coche me hizo recobrarme un poco. El olor de este jardín, las especies exóticas mezcladas con el aire, trajeron de inmediato miles del recuerdos, deja vus de un pasado en el que había sido feliz, pero con condiciones y fecha de caducidad.

CAPÍTULO 82 1

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