OPORTUNIDAD
FARID ARAY
Era temprano en la mañana cuando una empleada tocó en mi puerta muy despacio, llevaba horas despierto por la misma causa que no descansaba desde que todo pasó . Había descansado muy poco, estaba agotado, Camil había corrido una maratón por mi cabeza durante toda la jodid@ noche.
Mi mundo estaba patas arriba, y seguir pensando en ella solo terminaría empeorando las cosas, pero prohibirme pensarla causaba en mi el efecto contrario.
—Señor—dijo la muchacha en cuanto abrí—Allá abajo está una tal Camila que insiste en hablar con usted…
—¿Yamila Kaya?¿Otra vez esa mujer aquí? — indagué algo indispuesto de que me molestaran otra vez con el asunto de un matrimonio al cual no accedería ni amarrado por la poll@.
—No… no es la señorita Kaya, Señor; es otra mujer. Se llama Camila, pero no mencionó apellido.
—Espera… ¿!Camil!?— pregunté azorado; tenía que ser una jodida broma.
No espere mucho más, y aparte a la muchacha de la puerta, para correr con desespero y curiosidad unos cuantos metros por el corredor hasta alcanzar la escalera. El corazón se me disparó en el pecho, a pesar de saber que ella era una m@ldita traicionera y que no venía a Arabia por mi. «Nunca regresaba por mi».
Al llegar al balcón la vi, ella aún no notaba que la observaba. La vi tan hermosa, tan mujer, y tan ajena… que me dolió en lo más profundo de mi ser. Aún así la ereccion que esa bruja provocaba se hizo notar contra la tela de mi pantalón.
La odie por saberla lejos, por su traición que me separaba de ella, y sobre todo por su descaro.
La imagen regresó a mi mente, y reviví verla otra vez con la cabeza apoyada en el pecho del médico, y las piernas que creí mías, enredadas en la desnudez de otro. La ira estaba ahí… la traición era palpable.
Nuestras miradas se encontraron y la muy cínica no escondió sus ojos de mi, así que solo me enfrentó como si fuera la más digna de todas.
—¡Si que tienes ovarios como para venirte a meter aquí, Camil De La Fuente…— troné desde la cima de la escalera.
—¡Dame a mi hija y me iré!— objetó sin temblarle la voz. Podía odiarla, podía aborrecerla por lo que hizo, pero nunca dejaría de reconocer que era una mujer valiente.
—¿Y que te hace pensar que será así tan facil?… ¡también es mi hija!— solté llegando a la primera planta e imponiéndome con mi tamaño ante ella.
—No puedes creer que porque hayas convivido con ella cuánto.. ¿dos o tres meses? Eso no te convierte en el padre del año Farid— me acusó con vehemencia— Seamos civilizados y dame a la niña, me iré y no volveré a poner un pie en tu país.
—¿Y qué?— pregunté acostando aún más el espacio entre nosotros, baje la cabeza para enfrentarla, al punto de que mi aliento calentará sus labios— ¿Yo pierdo todo para un tú seas feliz con tu amante?—No retrocedió, al contrario, me enfrentó como la fiera que era… una que ciertamente tendría que darle clases a Yamila Kaya, de cómo ser Rebelde con estilo. —Deberías saber que los árabes tenemos ganas de secuestradores, bien te podría dejar aquí encadenada para siempre para cobrar tu afrenta.
—Tu igual vas a casarte… Emira solo te estorbaría— refutó platando las manos en mi pecho para alejarme.
—¿Celosa Camil?— pregunté con ironía rodiando su cintura con mi mano para evitar que se alejara. Parecía duro y frío, pero la verdad es que ella me desestabilizába el cuerpo y el alma—. Te aseguró que no se compara con lo que sentí yo cuando te vi en mi cama… pero si…¡Si voy a casarme!
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.