MIS ASUNTOS Y MI TIEMPO
FARID ARAY
Minutos más tardes acomodados en el salón, y más calmados; Camil estaba sentada con Emira en su regazo. La revisaba completa, y la contemplaba como si hiciera más de mil vidas que no viera a su hija.
Juntas eran un espectáculo tan hermoso que no podía hacer otra cosa que admirarlas. Ambos sabíamos que discutir abiertamente frente a Emira sería un error garrafal, pues nuestra hija a pesar de tener solo seis años era demasiado perceptiva.
—No quiero discutir—musitó Camil en tono quedó soltando el aire con la niña aún sentada sobre sus piernas y acomodada contra su pecho—. Solo me marcharé con mis hijos , y esto qué pasó entre nosotros será solo un mal recuerdo. Debimos haber dejado las cosas como estaban.
Me recosté a una columna y la miré absorto en lo que acababa de decirme. Me parecía más que injusto con nuestra historia que se refiriera a mi como un «mal recuerdo». No me gustaba victimizarme pero Camil se estaba pasando con ese absoluto desdén por lo que juraba sentir por mi.
—Emira recién llegó hace un día, y como te decía… también es mi Hija. Espera al menos veinticuatro horas para que te la lleves… No se cuando pueda regresar otra vez a Estados Unidos— expresé con sinceridad, tomándome un minuto para una tregua. Los asuntos con los Kaya eran preocupantes, más por lo que estaba en juego. En otro momento hubiera enviado todo al car@jo, pero después de que Camil me traicionara, no podía darme el gusto de perder mis bienes también a manos de un loco que quería deshacerse de su hija de todos los modos posibles.
—¿Es qué quieres que yo conozca a tu prometida?— preguntó “Peligro” enojada .
—Es que quiero pasar tiempo con mi hija— respondí con seguridad—Ni siquiera le muestro aún la ciudad. Y tú bien sabes que Riad es una ciudad hermosa, paradisíaca y exótica.
—Me imagino que estuviste demasiado ocupado con tu novia— contratacó fingiendo desinterés y sacándome de mis casillas con cada nuevo embate de su lengua afilada. Ella no era una gacela inocente… en esta selva todos habíamos resultado ser leones hambrientos— Así que mi hija y yo no te restaremos de tu precioso y romántico tiempo en pareja.
—No te olvides de quien soy Camil, ni en el país que estamos … Mis asuntos y mi tiempo los manejo yo, y decido yo— informe en el tono más impersonal y crudo que fui capaz de articular.
—No te preocupes, recuerdo perfectamente que aquí eres un jeque «impotente»— dijo en tono burlezco y con una insolencia tan suya, esa que me producía unos enormes deseos de palmearle el trasero.
—Como bien sabes mi impotencia… o más bien mi potencia ya no será asunto que te interese. Me voy a casar como ya te enteraste…
—¡Papíííííííí!— regañó Emira separándose de los brazos de su madre para venir a erguirse frente a mi, rodé los ojos con cansancio. Era una contraria y una traidora—me dijiste que no te casarías con la chica que estaba ayer aquí.
—¿Emira conoció a tu prometida?— exigió saber Camil poniendose de pie. A la defensiva y lista para atacar era mucho más hermosa.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.