NEGOCIOS CLAROS
CAMIL DE LA FUENTE
Farid Aray enojado era algo que no superaría jamás, pero aún así decidí quedarme…
Me estaba doliendo verlo, aguantar y resistir los deseos de pegarle una cachetada solo incrementaban mis terribles nauseas; Quería golpearle, arañarlo… despedazarlo incluso… solo por hacerle entender que era suya. Que desde que llegó a mi vida, jamás pude intimar con otro hombre, y lo que vio que logro convencerlo de lo contrario no fue más que una terrible treta del destino, de Mara, y de Dave. Ahora parecíamos dos extraños que habían tenido una hija en común. Sabia que el orgullo sería nuestro fin… pero ese era nuestro Karma al parecer.
Condenarme, también se lo llevaría a él entre las patas, pero era necesario. Ya había pasado por mucho en las últimas horas, Si lo que necesitaba Farid para reaccionar es que ya fuera demasiado tarde y que estuviera casado con otra mujer, pues ¡Perfecto! Íbamos todos camino a ese altar.
Ya solo tocaba dejar correr el tiempo y esperar que pasaran esos dos dias, pues era un hecho que tomaría a Emira y volvería a cruzar el Atlántico para volver a mi casa, a mi apartamento. No pensaba usar la mansión de Farid, donde había ocurrido el desastre, esa se quedaría como una casa fantasma, tan espectral como lo fue nuestra pasión .
Una empleada del jeque me condujo y me ayudó a acomodar en una habitación continua a la de Emira, así que sospechaba que también cercana a la de su padre. Lo primero que hice una vez que la señora del servicio se marchó fue inspeccionar el closet. Tenía la esperiencia de la vez que en Atlanta me condujo a su propio cuarto. Esta vez no fue así. El vestidor a excepción de unas mantas, estaba completamente vacío.
Regrese a la cama, me deje caer, y respiraré varias veces para recuperar el sociego. El estrés me dejaría calva con tanto problema a mi alrededor. Además estaba embarazada. Las hormonas me traían loca.
Sobre todo al ver a Farid sin remera, solo con esa pijama, sentí que mis bragas se mojaban solas. Lo podía estar odiando, pero de que era capaz de hacerme temblar con tan solo mirarme…¡pues si que lo era!
No es que quisiera que me empotrara, «¡No! con lo enojada que estaba»; era que las hormonas habían aumentado mi libido al diez mil por ciento; pero de mi cuenta corría el que esas toneladas de excitación sexual se perdieran.
Solo no quería bajo ninguna circunstancia tropezarme con la prometida, pues el que hubiera conocido a Emira era más que suficiente.
Padre e hija habían partido a los establos al fondo de la propiedad para ver los caballos, mi hija se mostró encantada cuando su padre le comentó que una de las yeguas había dado a luz, y que había un potrillo tan cerca de casa.
Aunque Emira insistió para que los acompañara, yo preferi no hacerlo, estaba demasido agotada de las horas volando en ese jet.
Cerré los ojos por un instante, y me quede profundamente dormida. Parte de mis preocupaciones se habían evaporado, al Farid no obligarme a pelear por la niña contra él. El que me la dejara llevar en tan solo cuarenta y ocho horas ya era un avance.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.