DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY. romance Capítulo 86

CAMIL DE LA FUENTE

Quedé totalmente boquiabierta, para ser eso una «prometida»; el modo frío y arrogante de tratarla me dejó estupefacta, pero con un extraño sabor de boca.

Repasé el semblante de Farid, y luego la actitud de la muchacha hacía él. Era evidente que él no le era indiferente, le gustaba… ¿Y cómo no? Si el bendito arábe está como quiere.

A la única persona que no le gusta Farid es a Mara de La Fuente, y nunca tuve claro el verdadero por qué. El árabe es guapo, como pocos hombres que he visto en mi vida. Además es millonario, uno de los hombres más ricos de esta parte del mundo, y de America.

Es inteligente, carismático, y tiene excelentes valores morales. El motivo de tanta apatía siempre será una interrogante para mi.

—Creo que los dejo… vamos Emira… supongo que tienen mucho que hablar, y yo muero de hambre— expresé en voz alta fingiendo total y rotunda indiferencia. Farid me repasó de pies a cabezas y entrecerró los ojos y negó con la cabeza al ver mi expresión de «No me importa nada de lo que hagas».

—¡Ella es mi mami, y es una princesa!— espetó mi pequeño con toda la intención del mundo de amedrentar a la recién llegada. No sé de dónde saca mi hija lo tóxica… o bueno… para que me engaño. ¡Claro que si sé!

—Camil es la madre de Emira— le dijo Farid a Yamila presentándome con sensata cordialidad y la muchacha me miró con seriedad. «Estupida» … en vez de alegrarse; yo en su lugar hubiera flipado de alegría, pues no me presentaba como parte real de su vida, sino como la madre de una hija que tenía que tolerar por la hija en común. Eso forma de hablar me dejaba a mi como pasado… como fuera del juego.

—Ya nos presentamos— le contesté con el hígado y la garganta ardiéndome por tanto coraje—. Voy a la cocina— repetí con demasiados deseos de salir frente a ellos para poder hacer todas las muecas de disgusto que estaba necesitando hacer—¡Vamos Emira!. Tú padre necesita un poco de privacidad. A veces se pone “Bruto” y no le salen las palabras— me vanaglorié y él arrugo el ceño. Su expresión hablaba de lo Bruto que era capaz de ponerse en la intimidad. Nuestras miradas chocaron y me alce de hombros, como excusándome de decirle tonto.

Me volteé y seguí mi camino, pero a mi espalda escuché como ella amenazaba a Farid con su padre. Mi presencia sin dudas era considerada una amenaza latente para esa boda.

Me costó seguir avanzando hacia otra parte de la casa pero me obligue a hacerlo sin voltearme a mirar siquiera. Emira cuchicheaba que no era bueno dejar solo a su padre.

Mi cerebro trabajaba a mil por horas, pensando en los últimos sucesos. En lo que ocurría en la sala… y en todo. Ese hombre era todo lo que había amado en la vida en el sexo masculino, y entregarlo me causaría un síncope nervioso sin dudas. Si no me mataba su boda… pues sin dudas lo haría la depresión post parto. No me daba miedo enfrentarme otra vez sola a la maternidad… pero si me asustaba una vida otra vez sin Farid.

El orgullo me pasaría una factura altísima. Pensé en Mara, y en lo feliz que se sentiría en que el jeque y yo nos separáramos definitivamente, y las nauseas regresaron.

Esa m@ldita bruja no merecía ganar… no se lo merecía por nada del mundo. Salieran con la suya era un gusto que no estaba dispuesta a darle, y si para evitarlo tenía que ceder… entonces me parecía Justo hacerlo.

Mis hijos no tenían que perder a su padre, por un juego en el que solo Farid y yo habíamos sido víctimas.

Él había desconfió de mi al punto de odiarme, pero yo también lo hubiera hecho de haber estado en su lugar.

Si esa Yamila me pone verde de solo verla llegar… no imagino lo que hubiera sentido si la encontraba en la cama de Farid desnuda junto a él.

Era tan difícil nuestra situación, nuestras pérdidas, que era imperativo que uno de los dos diera el brazo a torcer.

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