NO ENTIENDES NADA
CAMIL DE LA FUENTE
—Y fue más sencillo para ti pensar lo obvio— expresé mirándolo a los ojos con la voz rota.
Todo el cuerpo se me estremecía en temblores del nerviosismo. Él me miraba tratando de entender lo inentendible.
—Estabas en una cama con otro hombre Camil… en mi propia cama. En la casa de tu hija… la compré para la niña, no para que te revolcarás con ese hombre aprovechando mi ausencia… ¡Diablos! Lo pudiste haber hecho en el hospital…— dijo sin subir la voz, pero con tanto ardor contenido que era evidente cómo su corazón de rompía otra vez—¡Te juro que no hubiera sospechado! Estaba ciego por ti… tan ciego como estuve en el pasado.
—¡Ciego como cuando no te diste cuenta que era todo un montaje!— dije soltando el aire y conteniéndome para no gritarle. La niña estaba en la habitación continua.
—¿Tu participaste en un montaje contra ti misma? ¿Tengo que creer eso? ¡Más bien sería que ese hombre te monto así antojo y tú se lo permitiste!
Se sostuvo el puente de la nariz entre el dedo índice y el anular, tratando de captar a que me refería. Le estaba costando escuchar… le costaría creerme.
—¡Me drogaron Farid! Me administraron una droga… me dejaron tirada en esa cama desnuda…
—Camil… y ¿el champane? ¿ Los chocolates? ¿La ropa tirada por todas partes?
—Lo plantaron ellos… Mara, y mi jefe de cirugía…
—Con el que salías antes de yo aparecer— me interrumpio y asentí con la cabeza. La verdad es que si intente salir con Dave, y si era mejor de ser sincera, lo sería completamente.
Él se movía a mi alrededor como un felino al acecho. Su mente analizaba loq ue acababa de decirle.
—Me drogaron cuando iba saliendo a recoger a Emira— dije aferrándome a los hechos—. No tenía coche. Tú me llevaste al hospital, y ellos me ofrecieron a llevarme después de un café. No sé en qué momento lo planearon, o como se les ocurrió algo tan enfermizo. Pero yo nunca te sería infiel… yo nunca me arriesgaría a perderte Farid.
—Camil…—dijo él mirándome sin ese brillo habitual que desprendían sus feroces ojos verdes—. No se que pensar… Sé lo que vi. Y si lo que dices es cierto tienes que saber que mataré a Mara y a ese cucarachon de tu jefe. Necesito tiempo para procesar lo que ocurrió… Yo no estoy bien, y déjame decirte que me desastabilizan pocas cosas.
—¿Y te parece que yo estoy bien? ¿Mirame?— le exigí casi con violencia—. ¿Cómo crees que me sentí cuando me desperté sola, desnuda, de madrugada… Sin ti… Sin mi hija… y sin saber que diablos había ocurrido.
—Dame tiempo de procesar esto. No me obligues a aceptarlo ahora. Te juro que ahora mismo me siento como el más cornudo de los hombres.
—No me crees verdad…— murmuré con decepción.
—¡No te das cuenta que no me importa! ¡No me importa si eso fue lo que ocurrió o si en verdad te querías acostar con ese hombre! No me importa porque aún así… ¡No puedo dejar de amarte!
—Bien sabes que si me voy de esta casa… de Arabia… ¡De ti!. Bien sabes que no regresaré… que no me encontraras nunca más— chille y sentí como las lágrimas mojaban la piel ardiendo de mis mejillas—. No me verás nunca más… y sabes que se me da bastante bien desaparecer.
—Camil… desaparecer de mi te quedará siempre difícil… tienes a mi hija contigo. Levantaría las piedras del mundo una por una por volver a ver a Emira.
—Me gustaría que estuvieras diciendo eso también por mi y no solo por tu paternidad. Tú y no yo está poniendo una terrible distancia entre nosotros— lo acusé conteniendo un sollozo. Al menos no me derrumbaría frente a èl.
—Camil… no hay modo que no las encuentre. Todos los caminos conducen a ti, ese es mi karma al parecer. Solo que le agradecería al destino que sino ibas a ser para mi… que dejara de ponerte en medio, porque salgo bastante lastimado después de nuestros encuentros.
—¿Y yo? ¿Crees que no salgo rota?— la vehemencia de nuestros ojos colisionando las miradas cargaban la atmósfera del cuarto soltando miles de chispas de tensión a nuestro alrededor. Él se acerco cortándome la respiración.
Se acercó tanto, que su rostro quedó frente al mío, bajo la cabeza acercando aún más su boca a la mía… su frente contra mi frente. No retrocedí, en lugar de eso no dejé de mirarlo.
Cerró los ojos un segundo y respiro profundo. Calentó mis labios con su aliento e hizo una mueca de dolor.
—Pero tú eres siempre la que me deja Camil.
—¡M@lfito Bruto! ¡Nunca entiendes nada!— o si… porque comenzó a besarme.. o a devorarme como siembre con labios, lengua y dientes.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: DOCTORA DE DÍA, MADRE SOLTERA DE NOCHE. SERIE LOVE MEMORY.