En la entrada de la mansión, el mayordomo se inclinó ante Alex, con una postura que irradiaba un respeto absoluto.
"Lamento las molestias. No se lo tome a mal", le dijo con suavidad.
"No te preocupes", le respondió Alex.
De pronto, dos guardaespaldas irrumpieron corriendo.
"¡Deténgase ahí y regrese con nosotros a la habitación, o te disparamos!", rugió uno, llevando las manos hacia sus armas.
Sin titubear lo más mínimo, el mayordomo golpeó a ambos guardaespaldas directamente en el rostro.
Los hombres se tambalearon hacia atrás, completamente aturdidos.
"Idiotas", gruñó el mayordomo con desprecio.
"Este joven es el invitado del Sr. Kingston. Midan sus palabras, o los mataré a ambos".
Los guardaespaldas se palidecieron aún más.
Jamás habían visto al mayordomo tan furioso, y ni siquiera sabían cómo fueron derribados.
Habían escuchado rumores de que en el pasado el mayordomo había sido un temido asesino.
"Lo... lo sentimos", tartamudeó uno de los guardaespaldas.
"Pero la condición de la Señorita Jasmine es crítica, y el Dr. Jenkin dijo que este hombre la envenenó."
Los ojos del mayordomo se entrecerraron, su voz helada. "¿Así que ese idiota que trajo Charles cometió un error y ahora quiere culpar a los demás?"
Se giró hacia Alex y se inclinó profundamente, con su tono de voz nuevamente respetuoso.
"Sr. Alex, le ruego profundamente su ayuda. La Señorita Jasmine es muy amable, es el tesoro del Sr. Alfred. Él aprecia a su hija por encima de todo."
"Dupliquen los ingredientes que solicité antes y preparen el baño de hierbas. Necesitaré todo en dos minutos. ¡Apresúrense y tengan todo listo!"
"Sí, de inmediato", le respondió el mayordomo con urgencia, corriendo para seguir las instrucciones.
***
Dentro de la habitación, el Dr. Jenkin se palideció mientras Jasmine continuaba vomitando sangre, su camisa blanca de dormir estaba manchada de sangre.
La sirvienta limpiaba frenéticamente la sangre, con su rostro lleno de horror.
El miedo y la desesperación llenaban a Jessica y Charles cerca, sabiendo que Jasmine podría morir en cualquier momento.
Alex entró, y el Dr. Jenkin corrió hacia él, agarrando su cuello.
"¿Qué le diste a Jasmine? ¡Asesino!", le gritó.
"No, sabes que no fue muy culpa. Tú eres el asesino", le respondió Alex con calma.
"¿Qué quieres decir?", le exigió Charles.
"No revisó los tipos de alergia de tu hermana antes de darle una inyección. La medicina no era la adecuada y le causó complicaciones serias."
"¿Cómo podría ser? ¡E... eso es imposible!", murmuró el Dr. Jenkin con miedo.
"El medicamento que le diste no solo falló en mejorar su condición, sino que también causó que su sangre fluyera hacia atrás debido a su alta toxicidad."
Jessica, desesperada, agarró la mano de Alex.
"Tú... tú sabes cómo curar a mi pobre hija, ¿verdad? Por favor, ayúdala", le suplicó.
Jasmine repentinamente dejó de vomitar sangre, y su cuerpo parecía sin vida, ya que no se movía más.
La habitación se quedó totalmente en silencio.
El Dr. Jenkin sabía que moriría hoy.
Charles también temblaba de miedo mientras caminaba al lado de Jasmine. "Hermana..."
Mientras Jessica corrió al lado de Jasmine, "Mi hija..."
"No la toquen", les dijo Alex fríamente, "a menos que quieran que muera."
Jessica se detuvo en seco.
De repente, el mayordomo entró corriendo con algunas sirvientas y anunció,
"Sr. Alex, todo lo que me pidió está listo."
Los nuevos ingredientes estaban perfectamente ordenados y la bañera ya estaba rellenada con el agua de hierbas.
El aroma de las hierbas rápidamente llenó la habitación.
"Todos los hombres, fuera. Comenzaré el tratamiento", ordenó Alex.

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