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El Amor Existe Para Siempre romance Capítulo 2

Frunciendo el ceño, Carlos observó a la hermosa mujer que acababa de aparecer. Al principio, pensó que era una actriz o una modelo desconocida que quería salir con él.

Pero por alguna razón su rostro le resultaba muy familiar.

Mientras estaba perdido en sus pensamientos, Debbie lo apoyó contra una puerta y se puso de puntillas para besarlo.

El hombre era tan alto que bloqueaba su vista. Para todos los demás, parecía que él la estaba obligando a besarlo, cuando en realidad era todo lo contrario.

Carlos estaba furioso, ya que nadie lo había ofendido de esa forma.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de empujarla, Debbie le desabotonó la camisa y le acarició el pecho descaradamente.

Por un momento, se puso rígida en cuanto sintió sus pectorales duros y tonificados. '¡Vaya! ¡Qué hombre tan musculoso!', pensó.

Los vándalos que la estaban persiguiendo se retiraron apenas vieron aquella escena íntima. No pensaron que uno de ellos era su objetivo.

Como si el beso no fuera suficiente, Debbie también se acurrucó entre los brazos de Carlos. Tan pronto como se dio cuenta de que los vándalos se habían ido, ella empujó al hombre y le sonrió aduladoramente. "Ups, lo siento. Te confundí con otra persona".

Asqueado, Carlos se limpió el lápiz labial de los labios. Luego, percibió un tufillo a vino tinto en el aliento de la mujer y en su propia boca, por lo que supuso que ella debía haber bebido.

En ese momento, Debbie alzó la cabeza para mirar al hombre y se encontró con su rostro.

Tenía unos profundos ojos oscuros, unas gruesas y deslumbrantes cejas, una nariz alta, y unos hermosos labios que mostraban su elegancia y nobleza.

Sin embargo, su mirada era helada y su insatisfacción estaba escrita en todo su rostro.

Al darse cuenta de esto, Debbie le dedicó una sonrisa. "Como compensación, ¡te daré dos mil dólares!", anunció con un tono de disculpa.

Era el hombre más guapo que jamás había visto, así que dos mil dólares valían la pena.

Rápidamente, ella abrió su bolso para sacar el dinero, pero, para su sorpresa, solo le quedaban doscientos dólares y algunas monedas. Haciendo una pausa de unos segundos, se aclaró la garganta y agregó: "Mmm, ¿puedo obtener un descuento?".

"¿Un descuento?", repitió Carlos con indignación. Mientras más miraba a esa mujer, más seguro estaba de que la había visto antes.

No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que ese hombre estaba bastante molesto. Parecía como si estuviera planeando arrojarla al mar para alimentar a los tiburones. Si las miradas pudieran matar, ella ya debería estar muerta.

De repente, el rostro de Debbie se iluminó y sacó su celular. "¡Ya sé! Te haré una transferencia a través de mi celular".

Capítulo 2 Atrapa a esa mujer 1

Capítulo 2 Atrapa a esa mujer 2

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