A Tristán le divertía la pregunta de Karen, pero hizo todo lo posible por mantener una expresión de seriedad. 'En primer lugar, el Sr. Hilton es un caballero que no obligará a las mujeres a hacer nada que no quieran, en segunda, Debbie es su esposa, no sería inapropiado si terminaran haciendo algo', pensó él. "No te preocupes, lo que está haciendo el Sr. Hilton es por el bien de la Señorita Nelson", aseguró Tristán.
La verdad era que él no sabía lo que su jefe le haría a Debbie, pero sí sabía que sería lo mejor mantenerse alejado de sus asuntos.
Sin embargo, Karen aún se sentía preocupada por su amiga, ya que recordó lo que Kristina le había dicho antes: Carlos tenía la intención de enterrar viva a Debbie la última vez. "¿Qué tal si entro y me quedo con mi amiga? Juro que simplemente me sentaré allí y escucharé al Sr. Hilton, no haré ningún ruido", suplicó ella.
'Si te dejo entrar, el Sr. Hilton se enojará conmigo, no quiero que me castigue, debería advertirme del ejemplo de Emmett', pensó Tristán. Después se aclaró la garganta y dijo: "Señorita García, te aseguro que el Sr. Hilton no le hará nada a la señorita Nelson, ¿podrías por favor dejar de preocuparte por tu amiga?".
Karen no tuvo más remedio que irse porque se dio cuenta de que Tristán no la dejaría pasar por ningún medio, mientras caminaba hacia el aula, no podía dejar de preocuparse por Debbie.
En la oficina de Carlos
Carlos colocó una carpeta en el escritorio frente a su esposa y dijo: "Durante el resto de este semestre, tendrás que tomar estas clases: yoga, baile, piano, conducta... también debes participar en los exámenes de postgrado, así que seré tu profesor de inglés, matemáticas avanzadas y economía financiera".
"¡Para, para!", interrumpió Debbie, mientras sus ojos se agrandaban al ver las innumerables clases que debía tomar.
Luego se inclinó hacia delante para acercarse a él y le dijo: "Viejo, ¿quién te dio el derecho de organizar tantas clases para mí?". '¿Alguna vez me has pedido mi opinión? ¿Alguna vez te he dado mi consentimiento?', maldijo ella en su interior.
'¿Viejo? ¿Realmente soy realmente tan viejo para ella?', pensó Carlos. Luego frunció el ceño y respondió en voz baja: "Yo soy tu marido".
Su voz era tan cautivadora y atractiva que Debbie se quedó atrapada en un trance, le tomó un tiempo antes de volver a sus cinco sentidos. Fingiendo estar tranquila, ella se aclaró la garganta y replicó: "Sí, eso no lo niego, eres mi esposo, pero lo que me has hecho sólo me hace preguntarme si me estás tratando como si fuera tu hija".
La cara de Carlos se endureció cuando escuchó lo que su esposa había dicho, aunque sus palabras eran duras, había algo de verdad en ellas.
De repente, él extendió la mano para abrazarla y la obligó a sentarse en su regazo, a pesar de su lucha, Carlos sostuvo la cintura de su mujer con fuerza con su brazo izquierdo y le agarró la barbilla con la mano derecha para que ella lo mirara a los ojos. "Ah, ya veo, quieres que haga cosas que sólo un esposo tiene permitido hacer, ¡no hay problema!", antes de que Debbie se diera cuenta, él bajó la cabeza y besó sus labios rojos.
Ella lo miró con sorpresa ya que no esperaba que las cosas salieran de esta manera. '¡No quise decir eso! Sólo estaba tratando de pedirte que no me disciplinaras como lo hizo mi padre, ¿ahora te estás aprovechando de mí?', pensó ella.
Sin embargo, Debbie no podía negar el hecho de que su esposo besaba increíble, todas las sensaciones que él le estaba haciendo sentir la hicieron cerrar los ojos y saborear el momento.
No fue hasta que ella se sintió presionada contra el escritorio y se desabrocharon los dos botones de su camisa, que volvió a la realidad, entonces Debbie detuvo la mano de su marido, tenía la respiración entrecortada y sus mejillas estaban de un rojo brillante. "Carlos... no... por favor...", le pidió ella.
¡Qué audaz era él! Esta era su oficina de maestro, ¿acaso Carlos estaba tratando de hacerla suya aquí mismo?
Al darse cuenta de la falta de voluntad de su mujer, él se detuvo en sólo dos botones, luego apoyó su frente contra la de ella y respiró profundamente. Después de unos minutos, Carlos se calmó y dijo con voz ronca: "Puedo dejarte ir, pero recuerda, no más clases de artes marciales, tienes que elegir dos de estos: Yoga, Baile, Piano y Conducta, además, te enseñaré los otros cursos por las tardes".
Debbie se mordió el labio inferior, renuente a obedecer sus órdenes, "Tengo una condición", dijo ella tratando de negociar.
Él quiso rechazarla, pero al pensarlo dos veces decidió no hacerlo, después de todo, no quería que su esposa lo considerara como su padre. Entonces respiró hondo y preguntó: "¿Cuál es tu condición?".
"Sólo elegiré yoga", respondió Debbie, puesto que Inglés, Matemáticas avanzadas y las demás lecciones significaban una tortura para ella.
"¿Qué? ¿Qué quieres decir? ¿El Sr. Hilton te ha...?", Karen no terminó su oración, pero su risa traviesa le estaba diciendo a su amiga lo que estaba preguntando, obviamente ella esperaba una respuesta positiva de Debbie.
Esta última no tenía la intención de mantenerlo en secreto para Karen, así que le dijo: "Él me besó, ¿puedes creerlo? ¿No se supone que él es un profesor? ¿Cómo podría besar a una estudiante en su oficina? ¿Estás de acuerdo en que es una bestia disfrazada de oveja?".
Un fuerte grito vino desde el otro extremo de la línea y Debbie tuvo que alejar el celular de su oído, después echó un vistazo desdeñoso a su teléfono como si estuviera mirando a su amiga en persona.
"Debbie, el Sr. Hilton debe sentir algo por ti, ¿qué estás esperando? ¡Ve a él y hazlo tu hombre!", gritó Karen.
'¿Qué carajo? ¿Acaso estás bromeando?', Debbie se sorprendió por la sugerencia de su amiga. Luego respondió bruscamente: "Karen García, ¿ eres mi amiga o no? ¿Desde cuándo te convertiste en mi padrote? ¿Cómo te atreves a pedirme que... me acerque a él y...?". Debbie era demasiado tímida para pronunciar las palabras "lo haga mi hombre", ¿por qué Karen cedió tan fácilmente a la cara bonita de Carlos? Ella no podía creer lo que su amiga le acababa de decir.
"¡Vamos! Si no fuera tu amiga, habría ido a Carlos yo misma, él es el Sr. Hilton, ¿sabes lo que eso significa? Si te conviertes en su mujer, ¿ sabes cuántas mujeres estarán celosas de ti? Jefa, ¡tu vida realmente sería exitosa!", espetó Karen, depués de esto, Debbie se quedó sin habla.
Por otro lado, Carlos fue realmente eficiente y confiable, a la mañana siguiente, la profesora de baile llegó a Villa Esastin a las 8 de la mañana.
Como la primera clase de Debbie en la universidad comenzaba a las 10:30 de la mañana, ella todavía estaba profundamente dormida cuando llegó la maestra. Julie fue a la habitación de Debbie y la despertó suavemente, cuando la muchacha entreabrió los ojos soñolientos, Julie le dijo que la profesora de baile la estaba esperando en el salón de danza.
Después de prepararse, Debbie fue a donde la maestra la esperaba, en el momento en que vio a la maestra de baile, sus ojos se iluminaron y se entusiasmó con tomar clases.
La profesora era de la misma edad que ella, tenía una cara bonita y lo más importante, una figura perfecta. Debbie podía ver, por la forma en que se vestía, que era una chica suave y gentil, ella estaba casi babeando por su profesora, por lo tanto supuso que la mayoría de los hombres se enamorarían de la maestra a primera vista.

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