"Bien, bien, tomaré un baño, ahora vete de aquí, ¿quieres?", dijo Debbie. Como dice el refrán, "el listo sabe cuándo callarse", ella decidió que no era una buena idea enfurecer a su marido de nueva cuenta.
Él la miró con indiferencia antes de salir del baño, después de que cerró la puerta, Debbie dejó escapar un largo suspiro de alivio. 'Pensé que nunca se iría, ¡casi me desnuda con la mirada!', ella reflexionó sobre esto mientras se quitaba la ropa y estaba a punto de meterse en la bañera. El agua estaba más que caliente, casi hirviendo, por lo que puso un pie primero para acostumbrarse a la temperatura, no obstante, el baño caliente era el remedio ideal para aliviar los dolores y molestias del día. Finalmente se metió y se acomodó en la bañera, fue entonces cuando se dio cuenta de que algo estaba mal, 'Soy yo quién está enojada con él, ¿por qué debería escucharlo?'.
Saliendo de la bañera, Debbie bostezó, luego tomó el gel de baño que Carlos le dio e hizo espuma, sus manos dejaron rastros de burbujas mientras las pasaba por su cuerpo. 'Guau, tiene un olor delicioso, huele a leche, ¡me encanta!', Debbie prácticamente podía sentir el sabor del gel de ducha, luego se enjuagó bajo el chorro de agua. Su piel no era tan suave como la de las demás jovencitas porque nunca antes le había prestado atención especial, pero después de aplicar la loción corporal, pudo sentir que todo su cuerpo era mucho más terso. Debbie sintió que podría hacerse adicta a estos productos, ¡eran simplemente geniales!
Mirando su cuerpo desnudo en el espejo, ella se sonrojó y no pudo evitar tocar su pierna suave y lisa.
'Necesito prestar más atención a mi piel, de lo contrario, podría envejecer rápidamente', luego de este pensamiento, se encogió de hombros y salió del baño con el cabello mojado. Ella pensó que Carlos estaría en el estudio trabajando, pero en realidad estaba sentado en su cama, respondiendo a una llamada telefónica, ¿qué estaba haciendo aquí? ¿Y por qué estaba aquí todavía?
En el momento en que Debbie apareció, él volteó y la miró fijamente, ella se sentó en el tocador, abrió el tubo de crema hidratante nocturna y apretó un poco de la sustancia pegajosa en su mano. 'No sería agradable tener arrugas', pensó Debbie mientras se ponía la loción en las mejillas, alrededor de la nariz, la frente y en todo el rostro, después le echó un vistazo a algunos de los otros productos y decidió que el suero antiedad SPF 20 sería mejor en la mañana. Luego buscó en un cajón y encontró su secadora de cabello, lo agarró y entró al baño una vez más.
Mientras ella se secaba el cabello en el baño, Carlos estaba hablando por teléfono con su asistente, "Tristán, necesito tres tarjetas VI? para el spa en el cuarto piso del edificio Alkaid. Sí, sí, son para mi esposa".
'¿Tres? Oh, seguramente una es para la Sra. Hilton y dos para sus amigas, eso debe ser', Tristán captó inmediatamente el punto de su jefe
y respondió: "Sí, Sr. Hilton".
"También necesito que mandes a construir un centro de investigación y desarrollo de lápices labiales en Mansión del Este y prepares todos los materiales necesarios, a mi mujer le encantará diseñar su propio lápiz labial.
De igual forma, quiero que registres la marca 'Decar', podríamos necesitarla en el futuro.
Espera, necesito decirte algo más... oh, ya recordé, a ella le encanta cantar, así que necesito que hagas un estudio de música para Debbie, que tenga un piano, una guitarra, una estación de trabajo de audio digital y todo el equipo que sea necesario", ordenó Carlos.
"Sí Sr. Hilton", sin embargo, Tristán estaba sorprendido. '¿Desde cuándo se convirtió mi jefe en esclavo de su esposa?', pensó él.
No obstante, Carlos aún estaba pensando en mil maneras más de ser amable y atento con su esposa, 'A ella le gustan las artes marciales, pero creo que ya no las necesita, después de todo, la protegeré para el futuro, mi mujer ya no necesita levantar un dedo para preocuparse por nada, yo le daré todo lo que necesite'.
"Ah, por cierto, una cosa más, entrega tus deberes a otra persona, incluidas las tareas que acabo de darte. Necesito que vayas a un lugar y encuentres algo por mí, es un diamante en bruto de color azul pálido, lo vi en una subasta una vez", exigió él. La gema era azul pálida y tan clara como el agua, pero Carlos no le había prestado mucha atención en ese entonces, si la memoria no le fallaba, el azul pálido era el color favorito de Debbie.
"¡Sí, Sr. Hilton!", respondió Tristán.
"¡Consíguelo sin importar cuánto cueste!", dijo Carlos.
"Lo que usted ordene, Sr. Hilton", replicó su asistente.
Habiéndose secado el pelo, Debbie salió del baño y vio a su marido colocar su teléfono en la mesita de noche, de pie junto a la cama, ella preguntó: "¿No volverás a tu habitación?".
Sin responder a su pregunta, él extendió la mano y la atrajo a sus brazos, el olor a leche emanando de la piel de su mujer, lo que lo encendió al instante, bajó la cabeza y estaba a punto de besarla en los labios, pero Debbie giró la cabeza y el beso aterrizó en su mejilla. Entonces Carlos la miró y le dijo: "Ya te lo había dicho, somos una pareja, te deseo, vamos a la cama".
"¡No! Escucha, acepté dormir en la villa en lugar de la residencia de estudiantes tal como querías, así que mantón tu miembro dentro de tus pantalones", respondió su esposa.
"Es perfectamente normal que una pareja duerma junta", dijo él y
antes de que su mujer pudiera rechazarlo, la levantó y la acostó en la cama. Debbie estaba a punto de luchar, pero Carlos apagó las luces, la abrazó con fuerza y ordenó: "¡Duerme ahora!".
"¿Puedes por favor dejar de estar enojada conmigo?", preguntó Carlos en respuesta.
Refunfuñando, Debbie respondió: "Está bien, ya no estoy enojada contigo".
"Entonces lo dejaré volver cuando ya no esté enojado con él", replicó su marido.
Ella se levantó de un salto y dijo bruscamente: "¡ Entonces no te perdonaré!".
"Pobre Emmett, tendrá que transportar ladrillos en esa obra durante mucho tiempo", suspiró Carlos, luego se dio la vuelta y caminó hacia las puertas.
Debbie se quedó totalmente boquiabierta, quería encontrar una manera de negociar con el hombre. Pero después de que él había cambiado de parecer, Debbie no sabía qué hacer, sólo pudo correr hacia su marido y sostener su brazo con fuerza, "Ya no estoy enojada contigo, ¿puedes perdonar a Emmett esta vez? Vamos, viejo...".
Tratando de reprimir su risa, Philip abrió las puertas para su jefe y se dijo a sí mismo: 'Debbie es tan linda, ella sabe muy bien cómo tratar con el Sr. Hilton, él es un tonto para apreciar la dulzura, pero nunca le ordenes que haga nada'.
"¿Cómo me llamaste?", preguntó Carlos con indiferencia. A él nunca le agradó ese apodo y no vio ninguna razón para hacer nada por su mujer cuando ella se comportaba de esa forma tan insolente, a Carlos le gustaba tener todo bajo su control.
Avergonzada, Debbie lanzó una mirada hacia Philip, él entendió inmediatamente su punto y salió primero.
Una vez que ella estuvo segura de que el hombre se había ido, sostuvo el brazo de su marido y le susurró la palabra "Cariño" con dulzura.
Satisfecho, Carlos sonrió, pero de pronto fingió ira y preguntó con seriedad: "¿Es él tan importante para ti? ¿Vas a hacer lo que yo quiero sólo por él?".

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