El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 110

Resumo de Capítulo 110 : El Arrepentimiento Llega Tarde

Resumo de Capítulo 110 – Uma virada em El Arrepentimiento Llega Tarde de Internet

Capítulo 110 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Arrepentimiento Llega Tarde, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Amor, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

Yago solo sintió que lo invadía una vergüenza insoportable, como si alguien le estuviera apretando la garganta. Esa frustración, esa impotencia, le brotaron de golpe como una ola.

Aquella marca era, sin lugar a duda, una señal de un beso. Lorena había pasado toda la noche en la casa de campo de tío Pedro y ahora salía con eso... No hacía falta pensar mucho para entender el tipo de intimidad que habían compartido.

Debería estar furioso, pero lo que sentía en ese momento era, sobre todo, miedo.

Los labios le temblaban y la respiración se le volvió cada vez más entrecortada.

Lorena seguía cubriéndose el cuello con la mano. Su tono era completamente indiferente: —Fue un mosquito. ¿Qué tanto escándalo haces?

En su mirada había una pizca de desconcierto. Realmente no entendía por qué él se exaltaba tanto.

—¿¡Ah!?

Yago soltó una carcajada irónica: —¡¿Crees que soy imbécil?!

Si no supiera lo que eran esas cosas, tal vez le habría creído.

Pero había tenido relaciones con Gisela muchas veces; ¿cómo no iba a reconocer una marca como esa?

Además, la mancha era rosada, lo que indicaba que el beso no había sido agresivo, sino más bien... Cuidadoso.

De pronto, Yago clavó la mirada en Pedro. Lo notó tan sereno como siempre, y en ese momento sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas.

—Tío Pedro...

Pedro alzó la vista, sin mostrar emoción alguna: —¿Qué?

Yago se atragantó con el nudo en la garganta. Apretó los labios con fuerza.

Pero no se atrevía a enfrentarse con él de forma directa. Solo pudo volver a mirar a Lorena.

—¡Eres una descarada! ¡Qué vergüenza me das!

Lorena también se irritó: —¿Tú estás loco o qué? ¿¡Qué se te pasa por esa cabeza enfermita!? Ya te dije que fue un mosquito. ¡La gente con mente sucia ve corrupción en todo!

Entonces lo entendió. Yago creía que había algo indebido entre ella y Pedro.

¡Qué clase de imaginación tenía!

—¡Lorena! ¿Crees que no me doy cuenta de nada? ¡Eres una regalada!

Los demás empleados en el piso no sabían que el otro implicado era el jefe Pedro, solo pensaban que Yago estaba acusando a Lorena de tener otro hombre.

Lorena ya no tenía ganas de seguir escuchándolo. Se sentó en su lugar y respondió.

—Si no tienes otra cosa que decir, por favor vete. Tengo que trabajar.

Esa actitud suya hizo que Yago experimentara un vacío abrumador.

Impulsado por una ansiedad desesperante, de pronto se inclinó y quiso besarla.

Lorena reaccionó enseguida, se apartó con rapidez y casi cae hacia atrás.

Al recuperar el equilibrio, tomó un documento y se lo lanzó con fuerza.

—¡Yago, si estás enfermo, ve al hospital! ¡No vengas a desquitarte conmigo!

El golpe le ardió en la mejilla. Yago tenía los ojos enrojecidos y el rostro encendido.

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: El Arrepentimiento Llega Tarde