El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 135

—Nada en especial, solo quería halagarte un poco.

Después de decir esto, se rascó la mejilla con timidez. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el coche se dirigía hacia el lugar donde ella vivía.

Cuando se detuvo, bajó del vehículo y se inclinó ligeramente para tocar con respeto la ventana.

—Entonces, me voy. Gracias por traerme.

—De nada.

Se dio la vuelta y entró al conjunto residencial, pero no pudo evitar mirar hacia atrás. El coche de Pedro seguía allí.

Al llegar a su piso, se topó con su vecina Andrea.

Ella era una mujer llena de encanto y con una gran presencia. Al parecer, también acababa de llegar a casa.

Aunque vivían en el mismo piso, Lorena y ella no se conocían mucho.

Fue Andrea quien tomó la iniciativa de hablar: —Cuando venía, vi un coche sospechoso dando vueltas fuera. Parecía estar justo debajo de la ventana de tu departamento.

A Lorena se le encendieron las alarmas de inmediato: seguro que Xavier ya estaba por actuar.

—Gracias.

Andrea tenía el cabello con ondas grandes, recientemente teñido de un tono borgoña que hacía que su piel se viera aún más blanca.

Se apoyó en el marco de la puerta, observando a Lorena, y luego preguntó.

—¿De verdad fuiste tú quien editó ese video con el audio?

—¿Eh?

Lorena aún no sabía qué había declarado la familia Flores.

Andrea se acercó, visiblemente interesada en el chisme.

—Durante el día, el audio de Gisela causó un gran alboroto. Por la tarde, la familia Flores dijo que tú ibas a salir pronto a admitir que lo habías editado.

Lorena torció un poco la boca. Aparte de Juan, había bloqueado a todos los demás miembros de la familia.

Andrea sacó las llaves del auto y las agitó frente a ella.

Lorena sintió de inmediato que esta mujer encajaba perfectamente con ella.

—¿Entonces, señorita Andrea, quiere decir que puede comprar a esos dos matones y hacer que se vuelvan contra Xavier?

—Técnicamente, sí.

No tardaron en llegar a un acuerdo. Andrea hizo una llamada.

Mientras tanto, Xavier estaba en el coche con los dos matones. Esa noche planeaba vigilar a Lorena y luego secuestrarla para obligarla a admitir que había editado el audio del video.

Mientras Gigi estuviera feliz, él haría lo que fuera.

Pero Lorena no aparecía, y Xavier empezaba a impacientarse.

Apenas se recostó en el asiento cuando un pañuelo impregnado con somnífero le cubrió el rostro. Ni siquiera supo qué pasaba. No tuvo tiempo de resistirse: cayó inconsciente de inmediato.

Fue entonces cuando abrieron la puerta del coche. Lorena y Andrea estaban afuera.

Los dos matones, al ver a Andrea, la saludaron con respeto: —¡Señorita Andrea!