El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 185

La cama a su lado se hundió de repente, y su mano se deslizó lentamente hacia su cintura, abrazándola, como si sostuviera algo que le pertenecía: —O también puedo ir a buscarte yo.

Lorena se puso a la defensiva al instante, se incorporó de inmediato, queriendo marcharse.

Pero la habitación estaba completamente a oscuras, sin una sola luz, era imposible saber dónde estaba la salida.

El hombre la abrazó desde atrás con firmeza, apoyó la barbilla sobre su hombro, con un tono muy leve, pero cargado con una pizca casi imperceptible de agravio.

—¿Te hice sentir incómoda?

Ella se tensó de espalda, apretó los labios: —No es eso, solo que... no nos conocemos tanto, y esto parece un poco...

—Tiraste muy fuerte de mi cabello hace un momento. Me dolió.

Lorena se quedó en silencio al instante. De verdad quería arrodillarse ante ese hombre y rogarle que dejara de hablar.

Hoy solo había sido un pequeño error. Lo mejor sería que, al salir por esa puerta, ambos lo olvidaran por completo.

Seguramente fue por aquello que él le dio al principio. De no ser por eso, ella no se habría dejado llevar de esa manera, besándolo durante horas como si estuviera hechizada.

Pero fue ella misma quien había bromeado con eso de un "servicio no convencional". Realmente se había cavado su propia tumba.

Ella no dijo nada, y el hombre tomó su mano, llevándola hacia su rostro.

No podía verle la cara, pero bajo sus dedos se distinguían rasgos marcados. Sin duda, era un hombre muy atractivo.

—La última vez dijiste que volverías. Te esperé mucho tiempo, de verdad, muchísimo.

El cuerpo de Lorena se tensó por completo. ¿Entonces sí lo había pedido antes?

No podía ser. ¿Acaso no estaba antes profundamente enamorada de Yago?

Su cuerpo fue envuelto por un abrazo apretado. La respiración de él se volvió densa, pesada.

El pecho de Lorena se contrajo con fuerza de repente. Al final, no podía escapar de esas dos reglas: ayudar a los demás y ser una buena persona.

—Sí.

Apenas terminó de decirlo, él la jaló hacia su pecho.

La abrazó con tanta fuerza que le costaba respirar.

El ser humano tiene una percepción muy aguda para ciertas cosas. Ella podía sentir claramente la emoción reprimida que él llevaba dentro, tan fuerte que parecía estar a punto de destruirlo por completo.

Si era cierto lo que él decía, que ella ya había estado allí antes, ¿acaso también había hecho promesas tan a la ligera en aquel momento?

Solo sintió que le dolía la cabeza. Había demasiadas cosas que no entendía, y cada vez que descubría un poco más de la verdad, era como volver a conocer a su antiguo yo desde cero.

El beso del hombre volvió a posarse en su lóbulo de la oreja: —Estoy muy feliz.

Lorena quiso apartarse, pero luego recordó que ya la había besado durante tanto rato antes, que ahora sería raro esquivarlo.

Ay... ¿cómo había terminado todo en esto?