El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 58

El responsable respiró hondo.

—La señorita Lorena ya vendió cientos de miles de kilos de manzanas de Valle del Norte, y el gran jefe del Grupo Fortaleza se interesó por varios terrenos de esa zona, así que decidió desarrollar turismo allí. Nosotros, en Valle del Sur, teníamos dos ubicaciones preseleccionadas, pero usted, señorita Gisela, al ofrecer un millón de dólares, elevó demasiado las expectativas de los agricultores. Pensaron que el Grupo Fortaleza tenía un poder adquisitivo inimaginable, por lo que pidieron diez millones de dólares por esos dos terrenos. El Grupo Fortaleza rechazó la oferta, y ahora los dos sitios de Valle del Sur han sido eliminados del proyecto de desarrollo.

Gisela notó que el responsable la estaba culpando, pero no se molestó, solo fingió debilidad y se apoyó en el lado.

—Lo siento. Solo quería usar ese millón de dólares para reducir las pérdidas de todos, no era mi intención que rompieran el contrato con mi hermana, ni fomentar su avaricia.

Lo dijo con mucha inocencia, pero pensándolo bien, cuando Gisela ofreció el millón de dólares, en efecto nunca dijo explícitamente que los agricultores debían romper con Lorena. Solo era experta en manipular con palabras y jamás decía algo que pudiera perjudicarla directamente, lo que también facilitaba librarse de responsabilidades.

En ese momento, el responsable se quedó sin palabras. Ahora que las manzanas de Valle del Sur habían tenido problemas, las de Valle del Norte, en cambio, prosperaban, y además el gran jefe se había interesado por esa zona. Valle del Sur ya no podía ir humildemente a rogar que regresaran, sobre todo si los agricultores no aceptaban menos de diez millones de dólares.

—Señorita Gisela, será mejor que regrese. Desde que usted llegó, los agricultores se han vuelto más inquietos. Aquí no hay espacio para alguien tan importante como usted.

Estas palabras fueron realmente duras.

El rostro de Gisela cambió varias veces, pero no perdió los estribos; solo sonrió con aparente vergüenza.

Yago, al verla así, se sintió muy conmovido y la abrazó fuertemente.

—Gigi, no te preocupes, nos volvemos ahora mismo a Costadorada. ¡Que venga quien quiera a este lugar miserable!

Eso mismo pensaba Gisela. Aunque la misión había fracasado, la culpa recaía sobre Lorena. Ella, por su parte, había recibido 800.000 dólares como dinero de bolsillo de su familia, y Yago incluso le había prometido comprarle un auto de lujo. En solo unos días fuera, había ganado varios millones de dólares. ¿Para qué molestarse con gente de clase baja?

Al oír lo que decía Yago, el rostro del responsable se puso rojo de furia.

—Señor Yago, lo que acaba de decir está muy mal. ¿Cree que Gisela es buena persona? Si no fuera porque ella instigó a los agricultores a romper el contrato con Lorena, y les pidió que lo ocultaran, haciendo que Lorena pasara un día y una noche vendiendo más de veinte mil pedidos que no pudo entregar... , fue esta mujer manipuladora quien poco a poco la obligó a irse. Si usted sigue consintiéndola, un día se va a arrepentir como yo.

Ahora veía con claridad la naturaleza de Gisela. Una señorita rica bajando a "empatizar" con el pueblo, pero desde el principio hasta el final mantuvo su actitud de superioridad. Incluso sus transmisiones en vivo fueron desde alojamientos de lujo, sin visitar nunca los huertos.

En cambio, Lorena, el primer día, se quedó toda la noche bajo la lluvia en el campo.

El responsable se sentía muy arrepentido, pero en su momento también había tolerado el comportamiento de los agricultores. Ahora ya era tarde. Solo podía mirar impotente cómo Valle del Norte comenzaba a generar ingresos.

Yago, lleno de ira, se llevó de inmediato a Gisela de regreso a Costadorada.

Esto sí que Gisela no lo sabía. Resultaba que Valle Central estaba involucrado en otros proyectos importantes. No era de extrañar que Pedro hubiese ido en persona.

Si los líderes realmente la habían llamado para elogiarla, ¿podría ser que Pedro también cambiara de opinión sobre ella?

Sus labios se curvaron ligeramente. No creía que no pudiera ganárselo.

Muy pronto, el celular de Daniel volvió a sonar.

—¿Daniel, aún no te has ido a Valle Central? Ya fueron varios líderes, y tu hija está en la lista de invitados. Vi su nombre. También han invitado a los periodistas. Esta entrevista saldrá en los periódicos locales. Tu empresa seguro obtendrá beneficios políticos. ¿Cómo puedes seguir ahí sentado? ¿No deberías salir ya?

Las mejillas de Daniel se llenaron de emoción. Se levantó de inmediato y miró a Gisela a su lado: —Vamos, volvamos a Valle Central para la entrevista. Gigi, esta vez te lo debemos a ti. Acompaña a tu papá.

Norma, emocionada, abrazó los hombros de Gisela: —Debo haber hecho algo muy bueno en mi vida pasada para tener una hija tan obediente.

—Gisela, felicidades.

Gisela estaba completamente confundida. Acababa de regresar de Valle Central y ya tenía que volver. Estaba un poco impaciente, pero al pensar en todas esas señoras ricas hablando bien de ella, sintió que valía la pena.