El Arrepentimiento Llega Tarde romance Capítulo 61

Gisela estaba tan enfurecida que su pecho subía y bajaba con violencia, observando con resentimiento a Lorena, quien estaba cercada por un grupo de personas.

Al lado de ella se encontraba Pedro. La presencia de Pedro era tan imponente y fría que nadie se atrevía a enfrentarlo; todos preferían situarse detrás de él.

Solo Lorena estaba a su lado, pareciendo ser la pareja más idónea.

La mano de Gisela, que colgaba a su costado, se cerraba lentamente en un puño mientras el sabor metálico de la sangre inundaba su boca.

Ella había jurado previamente que arrebataría toda la felicidad que pertenecía a Lorena, pero ahora todos elogiaban a Lorena, haciendo que ella pareciera una payasa.

Daniel estaba junto a ella, manteniendo aún una postura arrogante, esperando que Lorena se acercase a hablarle voluntariamente.

Sin embargo, la sesión fotográfica estaba por terminar, los periodistas se disponían a marcharse y Lorena no mostraba ningún interés en saludarlo.

Daniel comenzaba a impacientarse, hasta que alguien a su lado comentó:

—Daniel, ¿no vas a hablar con tu hija? ¿Cómo es que vino representando al Grupo Fortaleza? Si hubiera representado a la empresa Flores, seguro que ustedes habrían ganado esta licitación, ¿no crees? Realmente estás desaprovechando a una hija tan competente, incluso permitiendo que trabaje para el Grupo Fortaleza.

Daniel se sentía tan frustrado que casi escupía sangre. No podía entender cómo esa inútil de Lorena había cambiado tanto de repente.

Y lo peor era que Gisela, en quien más confiaba, había causado un problema tan grave.

Avanzó un paso, intentando hablar con Lorena y al mismo tiempo hacerse notar ante los líderes reunidos. A veces, el mundo de los negocios y la política están entrelazados; si los demás están dispuestos a ceder, su empresa podría prosperar aún más.

Aunque el Valle Central era un lugar pequeño, de allí también habían surgido figuras importantes que ahora ocupaban las más altas esferas. No debían ser subestimados.

Había dado apenas un paso cuando escuchó la voz ahogada de Gisela.

—Papá, ¿acaso he sido solo un peldaño para el ascenso de Lorena?

Daniel se detuvo en seco y se giró rápidamente: —¿Por qué dices eso?