El Ascenso de la Luna Fea romance Capítulo 336

Bellamy y su esposo corrieron hacia la habitación de Nikolai y se quedaron sin aliento cuando lo encontraron despierto en la cama. Cuando Na-ri les había llamado y les había contado sobre ello, no podían creerlo. Pero finalmente al verlo con sus propios ojos…

“Mi querido hijo…” Susurró mientras se acercaba, tomándole la mano. “¡Dios mío! Estás despierto.”

Nikolai seguía acostado en la cama, con el rostro lleno de preocupación cuando sus padres entraron solos.

“Nik, ¿cómo te sientes?” Preguntó el Sr. Vincent, acercándose al borde de la cama.

Los ojos de Nikolai estaban fijos en la puerta, y al no ver a quien esperaba, miró a sus padres.

“¿Dónde está ella? ¿Por qué no está aquí?” Preguntó débilmente.

Bellamy intercambió una mirada con Na-ri. Na-ri también les había dicho por teléfono que él estaba preguntando por Adira.

Con una sonrisa, Bellamy acarició su mano.

“Hijo, acabas de despertar después de mucho tiempo. Creo que necesitas tanto descanso como puedas conseguir. Deja de preocuparte por nadie y simplemente…”

“¿Dónde está ella?” Gritó medio. Ahora estaba volviéndose evidente que algo estaba mal con ella, y le estaban ocultando algo.

Apartó la mano de Bellamy de un empujón.

“No quiero hacer nada más que saber dónde está Adira. ¿Qué pasó?” Mientras preguntaba, su corazón latía rápidamente en su pecho.

Lo último que quería era escuchar que algo malo le había sucedido. Nunca se lo perdonaría.

Bellamy suspiró. Se dio cuenta de que sería inútil mentirle.

“Pensamos que Adira mató a tu abuelo.” Respondió el Sr. Vincent antes de que Bellamy pudiera hacerlo.

Era como soltar dos bombas a la vez para Nikolai. Su cabeza daba vueltas con la información, estuvo en blanco por unos segundos.

“¿E… El abuelo está muerto?” Preguntó con un nudo en la garganta.

Los ojos de Vincent cayeron tristemente, pensando en su padre.

“Sí. Murió hace una semana, y por lo que sucedió, tenemos todas las razones para creer que Adira estuvo detrás de ello. Lo empujó por las escaleras.”

“¿En serio?” Escarneció Nikolai, con los ojos abriéndose de par en par en shock.

Intentó incorporarse, y su madre lo ayudó. Sentarse parecía ser un problema para él, ya que tomó una respiración profunda cuando finalmente lo logró.

“¿Qué estás diciendo, papá?” Preguntó. “¿Cómo puedes siquiera pensar que Adira lo mató? ¿Qué motivo podría tener?”

“Bueno, mírate a ti, Nik. Ella te convirtió en esto. Esa mujer podría tener motivos ocultos en esta familia.” Murmuró Bellamy.

“Adira fue la única que encontramos con mi padre cuando cayó. Esa es la razón por la que creemos que es la asesina.” Explicó el Sr. Vincent.

“¡Bueno, eso es una tontería! Adira puede ser cualquier cosa, ¡pero nunca una asesina! ¿Qué les pasa?!” Su corazón se elevaba y caía pesadamente.

Si fuera lo suficientemente fuerte, ya habría estado lanzando cosas por todas partes. ¿Cómo podían siquiera pensar que Adira era una asesina? ¿Estaban locos?

Cerró los ojos y tomó una respiración profunda.

“¿Dónde está ella? Necesito verla en este momento.” Dijo con los ojos cerrados. Aparentemente estaba tratando de calmarse.

“N… No puedes. Está encerrada y…”

“¡Dije que necesito verla!” Rugió, abriendo los ojos de par en par con furia. “¡Llévenme a donde sea que demonios esté! ¿Cómo se atreven a hacerle esto?!”

La culpa invadió a sus padres, viendo la reacción de su hijo.

Cuando no respondieron, Nikolai comenzó a salir de la cama por sí mismo.

“No, no. Nikolai, no puedes…” Su madre trató de detenerlo.

“¡Déjenme ir! ¡Quítenme las manos de encima!” La empujó.

“Está bien, está bien, está bien. Te llevaremos a verla.” Vincent se rindió, dándose cuenta de que no podían hacer nada para detenerlo.

….

Llegaron a la estación, mucha gente lanzando miradas sospechosas a Nikolai por el catéter y las vendas que tenía por todas partes. Incluso tuvieron que llevar un médico con ellos, por si acaso.

Mientras Nikolai estaba sentado en la sala de espera, esperando a Adira, no podía dejar de imaginar por lo que ella debió haber pasado en su ausencia. Nadie podía estar allí para ella, ¡ni siquiera su maldita familia!