El Bebé Nos Cambió el Plan romance Capítulo 9

Quizá fue porque hoy le pasaron demasiadas cosas, o tal vez simplemente era uno de esos días en que las emociones se agolpan sin aviso; de pronto, Viviana sintió una oleada extraña en el pecho y los ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Una neblina borrosa nubló su vista.

Fabián se quedó helado. Por primera vez, su rostro sereno mostró una grieta, como si el tipo que siempre parecía inquebrantable de pronto perdiera el control.

—Perdón, quizá me apresuré demasiado, pero de verdad quiero hacerme cargo de todo.

Su cuerpo se tensó, los puños apretados a los costados.

—No llores, por favor.

Apenas terminó de decirlo, la primera lágrima de Viviana rodó por su mejilla —plaf—, cayendo al suelo.

Fabián, visiblemente nervioso, pareció desmoronarse.

—Podemos esperar, no hace falta que...

—Sí. —La voz de Viviana sonó firme, como si fuera a lanzarse al vacío sin mirar atrás.

Se limpió las lágrimas con la mano, los ojos aún enrojecidos y brillosos de emoción. Mirándolo fijamente, le reclamó con voz ronca y un poco molesta:

—¿Acaso te vas a echar para atrás?

¿No era sólo casarse? Total, era cuestión de ir a firmar unos papeles, ¿qué tan difícil podía ser?

Por el bebé, estaba dispuesta a hacerlo. A fin de cuentas, para ella el matrimonio ya no significaba gran cosa; lo aceptaría solo para que su hijo tuviera un apellido claro y legítimo.

Lo demás, ya se vería después.

Fabián la miró sorprendido, luego negó con la cabeza.

Él había tomado la iniciativa, lo había decidido desde hacía tiempo. ¿Cómo iba a retractarse ahora?

Viviana parpadeó, recuperando la compostura y soltó el aire despacio.

—Pero tengo una condición.

—Dímela —respondió Fabián.

—Si en algún momento nos divorciamos, la custodia del niño será mía. Claro, no te voy a impedir que lo visites.

Fabián entrecerró los ojos, la miró con intensidad y habló con voz profunda:

—Para mí, el matrimonio es algo serio. No pienso divorciarme.

Casarse no era un juego. Si ya habían decidido firmar, eso era para toda la vida.

Abandonar a su pareja y a su hijo, no era algo que él pudiera permitirse.

Viviana no se dejó convencer.

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