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El Bebé Nos Cambió el Plan romance Capítulo 4

Él jamás permitiría que, por esto, Viviana borrara de un plumazo todo lo que habían vivido juntos.

—Vivi, dame un poco más de tiempo, aguántame tantito, ¿sí? —levantó la mirada, viéndola directo, con un dejo de súplica en la voz.-

Tampoco quería usar el estudio como excusa para retenerla, pero conocía a Viviana.

Si no la mantenía cerca, tal vez la perdería para siempre.

Solo necesitaba que esperara un poco más. Y entonces, podría entregarle todo su corazón, cuidar de Viviana como nunca antes.

—¿Esperar...? —repitió Viviana, con los ojos llenos de una indiferencia cortante.

—¿Esperar a que Leona venga, toda orgullosa, a restregarme su invitación de boda en la cara? ¿O quieres que vuelva a ser el premio de consolación y me acuesten con otro tipo gracias a ustedes?

—Vivi...

Viviana parpadeó, aguantando. No, no iba a llorar.

Esteban ya no merecía ni una sola de sus lágrimas.

Sin pensarlo mucho, Viviana tomó el vaso de jugo que tenía al lado y se lo vació en la cara; el líquido amarillo escurrió por su mejilla y empapó su saco elegante.

—No me importa lo que quieras hacer, pero déjame en paz. Solo de verte me da asco. El estudio ya no lo voy a abrir. Haz lo que quieras, total, ya no tengo nada que perder. Estoy sola, y ya nada me importa.

—No, espera, sí hay algo más: mi vida. La próxima vez, si quieres obligarme a estar contigo, mejor ponme el cuchillo en el cuello.

La voz de Viviana desprendía veneno y sarcasmo. Sin mirar atrás, se dio media vuelta y salió del lugar, sin el menor remordimiento.

Esteban se quedó ahí, congelado, incapaz de moverse.

La presión en el ambiente era tan densa que parecía que una bestia lo iba devorando poco a poco.

Pasó un buen rato antes de que, derrotado, levantara la cabeza, con una mueca amarga, y tomara una servilleta para limpiarse el jugo del saco.

Solo tenía que esperar un poco más. Cuando todo estuviera resuelto, iría a buscar a Vivi para pedirle perdón. Estaba convencido de que ella lo perdonaría.

Después de todo, Vivi lo quería tanto. Estaba seguro de que volverían a ser como antes.

...

Viviana, sin levantar la mirada, tomó las cosas y murmuró en voz baja:

—Gracias.

—No hay de qué —dijo David, y tras dudar un poco, soltó—: ¿No estará embarazada, verdad? Es que mi esposa, cuando esperaba bebé, se puso igualita. Nada le caía bien, comía y vomitaba, pero después de los primeros dos meses se le pasó…

La mano de Viviana apretó con fuerza la botella, tanto que los nudillos se le pusieron blancos. Algo explotó en su cabeza y la voz de David empezó a sonar lejana, como si viniera de muy lejos.

Le había mentido a Esteban. Lo había engañado hace un rato.

Un mes atrás, después de que Leona la drogó y la metió al cuarto de aquel desconocido, y sobre todo, cuando supo que Esteban lo permitió…

Pasó varios días aturdida, casi sin poder pensar. Cuando por fin recuperó la conciencia, ya había dejado pasar el mejor momento para tomar pastillas.

Hasta hace un rato pensó que solo era el asco que le provocaba Esteban, pero ahora que lo reconsideraba, había algo más.

¿Embarazada…?

¿Será que, sin querer, acababa de profetizar su propio destino?

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