Entrar Via

El Despertar del Fénix romance Capítulo 2

En ese preciso instante—

—¡BOOM!—

Un trueno, aún más aterrador que los anteriores, sacudió el mundo afuera de la ventana. Un destello blanco iluminó por completo el rostro impasible de Alan, y la luz le lastimó los ojos a Gabriela.

El estruendo y el resplandor, como una llave inesperada, abrieron de golpe lo más profundo de su mente, que llevaba mucho tiempo enterrado en el olvido.

—Zzzzz...—

Un agudo zumbido le retumbó en los oídos, y acto seguido, un dolor punzante explotó en sus sienes.

Imágenes extrañas, imposibles de comprender, llegaron en oleadas furiosas a su cabeza, como una inundación que arrasa con todo a su paso. Códigos verdes desfilaban sin parar, laboratorios blancos llenos de máquinas frías, un hombre con bata blanca sonriéndole con amabilidad, una mujer gritando y llorando con el alma desgarrada...

Por último, la imagen quedó fija en un carro descontrolado y el chirrido agudo de los frenos.

—¡Ah!—

Gabriela soltó un grito ahogado de dolor, se abrazó la cabeza con las dos manos y se encogió en el sofá, vencida por el tormento.

El sobresalto de Alan fue inmediato, aunque su reacción no tardó en teñirse de fastidio y desdén. Arrugó el entrecejo, con una mueca de disgusto.

—¿Y ahora qué estás fingiendo, Gabriela? Te lo advierto, no sirve de nada. Hoy te divorcias, quieras o no.

Él pensó que se trataba de otro truco para dar lástima.

Sin embargo, unos segundos después, cuando Gabriela levantó la mirada, Alan se quedó paralizado.

Esos ojos... habían cambiado.

Si antes la mirada de Gabriela era como el agua clara de un manantial, pura y dulce, llena de inocencia y dependencia, ahora parecía que ese manantial se había transformado en un bloque de hielo eterno. Toda la confusión y fragilidad desaparecieron, reemplazadas por una lucidez cortante y ajena, como si de pronto lo entendiera todo.

Era una mirada que lo atravesaba por completo, que llegaba hasta el rincón más oscuro de su alma y lo veía tal como era, con todas sus miserias y secretos.

El corazón de Alan dio un brinco, y un escalofrío de inquietud le recorrió la espalda.

—Tú... —alcanzó a decir, pero Gabriela ya se había puesto de pie.

No lloró. No hizo ningún drama. Hasta las huellas de lágrimas parecían haberse secado, absorbidas por aquella nueva frialdad. Caminó en silencio hacia la mesita, tomó la hoja del acuerdo de divorcio y la pluma.

Capítulo 2 1

Capítulo 2 2

Capítulo 2 3

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Despertar del Fénix