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El Desquite de una Madre Luchona romance Capítulo 128

Hay momentos que duelen.

Y hay momentos dulces.

Justo cuando Samuel terminó de platicar con Lázaro y se acercó, vio la manera en que Rocío sonreía, y una vez más se quedó pasmado.

Samuel se dio cuenta de que estaba conociendo otra faceta de Rocío.

Resultó ser que ella también era una chica que necesitaba cariño.

Con tan solo un poco de dulzura, era capaz de gritar de felicidad.

—Rocío —la llamó Samuel.

Al verlo parado junto al carro, Rocío bajó de inmediato del carro de Raúl y se acercó—: ¿Lázaro te buscó? ¿Era para hablar sobre ese terreno?

Samuel arqueó una ceja con una sonrisa—: Eres muy lista.

—Eso no es difícil de adivinar. Si nosotros le echamos el ojo a ese terreno, ellos obviamente también. Además, últimamente el Grupo Valdez ha contratado más especialistas que nosotros. Seguro ya inspeccionaron ese terreno antes que nosotros. Así que para ellos también es prioridad, ¿verdad? —preguntó Rocío.

Samuel soltó una risa traviesa—: No importa cuánto lo quiera el Grupo Valdez, ese terreno será mío. No solo quiero ese terreno, también quiero...

De repente, Samuel se quedó en silencio, sin terminar su frase.

Rocío lo miró confundida—: ¿Acaso encontraron otro terreno que también les convenga?

Samuel asintió—: Exacto.

Luego abrió la puerta del carro y dijo—: Señorita Amaya, súbase, hoy yo mismo la llevo a casa.

Rocío se sentó con elegancia y, antes de cerrar la puerta, se despidió—: Señor Esquivel, hasta luego.

El rostro de Raúl se ensombreció.

Él podía notar que Rocío era una chica de buena familia.

Pero Samuel... Samuel era otra historia. Era peligroso.

Ahora necesitaba a Rocío, así que le sonreía todo el día, como si fuera su mejor amigo. Pero todo el mundo en Solsepia sabía de lo despiadado que podía ser Samuel.

Capítulo 128 1

Capítulo 128 2

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