Esa noche, Rocío pasó horas llorando sola en su cuarto.
Nadie podría imaginar el torbellino de emociones que llevaba dentro.
Ya no sentía amor por Lázaro.
Desde hacía dos meses le había pedido el divorcio, pero Lázaro seguía actuando como si fuera ella quien lo perseguía sin descanso.
Seis años de matrimonio. Si bien en la familia Valdez no cosechó grandes méritos, tampoco se podía decir que no había soportado su cuota de sacrificios.
¿De verdad Lázaro tenía que tratarla así?
...
Al día siguiente
Rocío permaneció de pie frente al clóset por mucho tiempo.
Finalmente eligió un abrigo de piel, lujoso y con un toque atrevido, lo combinó con unos jeans ajustados y botas altas, resaltando sus largas y esbeltas piernas como si fueran de portada de revista.
Con aquel conjunto y el aire sofisticado del abrigo, Rocío parecía una mujer con clase, pero al mismo tiempo, con una pizca de picardía.
Al mirarse al espejo, murmuró para sí:
—Samuel, cuando este proyecto se concrete, no pienso volver a decirte ni una sola palabra.
Esa mañana, Samuel llegó a recogerla temprano y, al verla, no pudo ocultar su asombro.
Ya había notado que Rocío tenía la habilidad de sorprenderlo cada vez.
Antes, lo impresionaba la manera en que ella se aferraba a Lázaro.
Después, había quedado impactado por cómo Rocío podía verse peor que una aparición de ultratumba.
Pero cada vez que la volvía a encontrar, ella lograba superarse y mostrarse aún más atractiva que antes.
A veces, Samuel no podía evitar burlarse de Lázaro en sus pensamientos.
Qué tipo tan torpe.
Tenía junto a él a una mujer tan capaz y tan guapa como Rocío, y la dejaba ir para irse detrás de una mujer como Mireya, que era puro empaque.
Pero el problema era que Rocío quería a Lázaro, no a él.
—Súbete al carro —ordenó Samuel, con esa misma expresión seria y la mirada dura que ya le conocía, dejando claro que no estaba para juegos.
Rocío ya estaba acostumbrada a su carácter cambiante.
Así que simplemente no le dio importancia.

VERIFYCAPTCHA_LABEL
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Desquite de una Madre Luchona