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El Desquite de una Madre Luchona romance Capítulo 158

Lázaro asintió.

—Entonces, me voy —dijo Mireya.

—Está bien.

En el fondo, esperaba que Lázaro se ofreciera a acompañarla, pero él no dijo nada. Mireya le echó una última mirada a Carolina. De inmediato, la niña corrió hasta ella y la abrazó por la pierna.

—Mireya, no quiero que te vayas. ¿Te puedes quedar hoy conmigo?

Por primera vez, Mireya sintió un poco de alivio.

Acarició la mejilla de Carolina y le dijo con dulzura:

—Carol, tu papá anda de malas últimamente, necesita que lo acompañes. Quédate con él, ¿sí? Si pasa algo, me llamas, ¿está bien?

—¡No quiero! Yo quiero que tú te quedes conmigo.

—Hazme caso, tienes que portarte bien. Si te portas bien, Mireya va a quererte más, ¿me entiendes? —Mireya habló como si estuviera entrenando a una mascota.

Carolina asintió de inmediato, muy obediente.

—Me voy a portar bien. Adiós, Mireya.

—Cuídate, Carol —respondió Mireya, y se fue de la casa de los Valdez sin mirar atrás.

...

Durante todo el camino, manejó el carro casi a toda velocidad. Cuando llegó a su casa, se encerró en su cuarto y no salió.

—¿Qué le pasa a Mire? —preguntó Cristian, preocupado, mientras él e Ineta golpeaban la puerta suavemente.

Desde el otro lado de la puerta, Mireya rompió en llanto.

—¿Por qué todo me sale mal? ¿Qué hice mal? Siempre he hecho todo lo posible, desde niña no he parado de esforzarme ni un solo día. He trabajado, he estudiado, me he matado por ganar dinero, he cuidado a mis padres biológicos y a mis papás adoptivos. ¡Y ella, ella no quiere a ninguno! Está claro que Lázaro no la quiere, ¿por qué insiste en meterse entre Lázaro y yo, con tanta mala intención?

Apenas escucharon, Cristian e Ineta entendieron que Mireya hablaba de Rocío.

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