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El Desquite de una Madre Luchona romance Capítulo 217

—¿Qué dijiste? —preguntó la voz al otro lado del teléfono. Para su sorpresa, era Mireya quien respondía.

Recién entonces el encargado legal se dio cuenta de que había marcado el número equivocado.

Desde que el señor Valdez le avisó que debían rehacer el acuerdo de divorcio, y que ahora todo su patrimonio personal pasaría a manos de Rocío, el encargado legal no podía dejar de sentir que aquello era una tremenda injusticia para Mireya.

Todo el Grupo Valdez sabía cuánto se había esforzado Mireya por la empresa. Todos comentaban lo bien que hacían pareja ella y el señor Valdez. Y al final, el señor Valdez, sin más, decidió entregarle todos sus bienes personales a una mujer invisible para la mayoría.

El coraje lo rebasaba.

Sentía una profunda indignación por Mireya.

Claro, ni de broma se atrevía a mostrar ese enojo frente al señor Valdez.

Apenas salió de la oficina del jefe, la cabeza le daba vueltas: ¿y ahora qué iba a pasar con Mireya? Volvió a su escritorio y, sin pensar, tomó el teléfono y marcó.

Solo cuando escuchó la voz de Mireya, cayó en cuenta del error.

Por mucha rabia que sintiera por la injusticia, y aunque se consideraba un amigo de Mireya, estaba claro que este tipo de situaciones no podía compartirlas con ella.

¿Ahora qué hago?

Vaciló unos segundos, hasta que, de plano, soltó:

—Perdón, marqué mal. Disculpa, cuelgo.

Pero Mireya insistió:

—¿Escuché mal o qué?

—Sí, sí, escuchaste mal. Si no hay nada más, cuelgo —respondió él, apurado.

—Está bien.

En cuanto colgó, el encargado legal se llevó la mano a la frente: la sentía empapada en sudor.

Las palmas también le sudaban.

Fue a lavarse las manos y la cara al baño, y justo al salir, se topó con Manuel.

—¡Manuel! —lo llamó.

Manuel volteó, serio:

—¿Qué pasa?

—Hace diez días, el señor Valdez dijo que iba a divorciarse de esa mujer, pero al llegar al registro civil, lo llamaron del juzgado y al final no se divorciaron. Y hoy, el señor Valdez me pidió que modificara el acuerdo: ¡quiere dejarle todo su patrimonio personal a esa mujer!

Manuel se sorprendió por un instante.

Aunque, recordando el contrato que la señora Valdez le pidió redactar para que Rocío regresara a la familia como empleada doméstica, no pudo evitar sentir que la familia Valdez había sido demasiado cruel con Rocío.

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