Rocío jamás se imaginó que Lázaro sería capaz de desalojarlas a la fuerza, pagando incluso por cerrar todo el lugar solo para lograrlo.
No parecía enojado.
Pero esa indiferencia en su mirada, tan segura y distante, la hacía sentir como si no la conociera, como si para él solo fueran dos mujeres escandalosas armando lío en plena calle.
Rocío murmuró:
—Lázaro, aquella vez que tuviste gastritis aguda y estabas tan deshidratado, el doctor te mandó a comer solo líquidos, Carolina ni siquiera sabía caminar… Yo la cargaba y a la vez cuidaba que no se te cayera el suero. Fui yo quien le pidió a Elvia que te llevara la comida. ¿De verdad finges no acordarte?
Lázaro la ignoró por completo.
Con el entrecejo fruncido, se limitó a mirar a los guardias de seguridad.
En ese instante, el jefe de seguridad llegó acompañado del gerente del hotel.
El gerente, con una actitud servil, se dirigió a Lázaro:
—Señor Valdez, ¿en qué le puedo ayudar? Si necesita algo, por favor indíquelo.
—Quiero reservar todo el hotel para mi familia. Todos los gastos corren por cuenta de la familia Valdez. Saquen a estas dos mujeres de inmediato —ordenó Lázaro sin mostrar emoción alguna.
El gerente se quedó sin palabras.
—¿Algún problema? —preguntó Lázaro arqueando las cejas, cortante.
El gerente se apresuró a contestar:
—Señor Valdez, la señorita Amaya reservó el salón con una semana de anticipación, están en el piso de arriba y no afectan el evento de la planta baja…
—Cancélales la reserva. Te pago diez veces más de lo que te dieron —zanjó Lázaro, sin dejar espacio a discusiones.
El gerente ni siquiera se atrevió a replicar.
Sabía que no podía darse el lujo de enfrentar a Lázaro.
Solo le quedó volverse hacia Rocío y Elvia, bajando la cabeza:
—Lo siento mucho, tendrán que buscar otro lugar, por favor.
—¡No puede ser! —exclamó Rocío.
Ya lo había arreglado todo con Sergio.
Era el primer cumpleaños que Sergio celebraría después de salir del hospital de rehabilitación.
Su niño llevaba semanas ilusionado.
Por fin había entrado a un kínder regular, había hecho amigos y los había invitado a su fiesta.
Sabía que sus amigos llegarían directo después de clases.
¿Y ahora? ¿A dónde iba a ir a buscar un nuevo salón y decorarlo en tan poco tiempo?

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