El pecho de Marisa estaba empapado en sudor frío.
Su mente regresó a aquella noche en que recibió la noticia del accidente aéreo de Samuel.
En ese entonces, su situación era, de alguna manera, idéntica a la de ahora.
Por un lado, estaba Noelia, embarazada; por el otro, ella misma, ya separada por completo de la familia Loredo.
Marisa pensó que, seguramente, Samuel volvería a tomar la misma decisión que aquella noche del accidente.
Sin dudarlo, optaría por Noelia, por ese hijo que llevaba la sangre de los Loredo.
Medio segundo después.
Marisa levantó la mirada de nuevo; a contraluz, la figura de Rubén se alzaba firme, imponente.
De una patada, derribó la puerta de madera envuelta en llamas.
En ese instante, el mundo se quedó en silencio.
En medio de la quietud, él apareció como su héroe. Mientras Samuel seguía envuelto en su propio drama con Noelia, Rubén se lanzó directo hacia ella, sin vacilar.
Fue justo en ese segundo que Marisa entendió que ese día no era igual a la noche del accidente de Samuel.
Aquella vez, no tuvo opción alguna; solo le quedó esperar a que su esposo fingiera estar muerto y después se convirtiera en el padre de otro hijo ajeno.
Pero ahora, tenía a Rubén.
Las llamas hicieron que la temperatura de la vieja casa subiera de golpe.
El calor se sentía como una ola abrasadora que todo lo arrasaba.
La silueta de Rubén emergió entre el resplandor del fuego; la levantó del suelo y la estrechó con fuerza en sus brazos, protegiéndola mientras corría hacia la salida.
El olor sofocante de gasolina mezclado con el humo del incendio llenó el aire y se metió hasta el fondo de sus pulmones.
Al pasar, Marisa alcanzó a ver, apenas por un instante, el estado lamentable en que se encontraba Noelia, atrapada por el fuego.
Las llamas ya le envolvían las piernas y el olor a carne quemada le revolvió el estómago a Marisa.
En ese preciso momento, Samuel apartó de una patada a Noelia, que se aferraba a su pantalón.
Los ojos de Noelia se llenaron de incredulidad y desilusión; sus gritos desgarradores retumbaban en medio del incendio.


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Los comentarios de los lectores sobre la novela: El día que mi viudez se canceló