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El día que mi viudez se canceló romance Capítulo 324

En el patio de la familia Olmo.

Sofía llegó con la charola del desayuno en las manos, sonriendo mientras decía:

—El joven Rubén tenía miedo de que lo fuéramos a despertar, así que antes de salir nos repitió varias veces que no subiéramos.

Marisa miró con cierta incomodidad el reloj colgado en la pared.

Ya eran las once de la mañana.

Desayunar a esta hora... no tenía mucha justificación.

—Perdón, parece que sí dormí de más...

Con la llegada del otoño, el calor había bajado y Marisa sentía que últimamente dormía mejor que nunca.

De hecho, hasta pensaba que había llegado al punto de dormir demasiado.

Sofía se rio con ternura.

—Señora Marisa, no tiene por qué pedirnos disculpas, además, a Rubén también le alegra que pueda descansar más.

Al escuchar a Sofía mencionar a Rubén, Marisa tomó una taza de leche y preguntó:

—Sofía, ¿Rubén se fue muy temprano hoy?

La pregunta tenía sentido: Marisa sabía que, si Rubén no hubiera salido temprano, seguramente habría insistido en quedarse un rato más con ella en la cama.

Sofía le confirmó:

—En cuanto amaneció se fue para el grupo, dijo que tenía que dirigir una reunión importante por videollamada con unos socios de fuera.

Marisa asintió, distraída, tomando su celular que estaba sobre la mesa.

Con Rubén fuera, podía relajarse un poco y hasta atreverse a mirar el teléfono mientras desayunaba.

Sofía, notando algo en su actitud, sonrió y comentó:

—Señora, en serio, cuando está con el joven Rubén no tiene que andarse con tantas reservas. Usted puede ser usted misma, nuestro joven... es muy comprensivo.

Marisa lo sabía. Rubén era paciente, pero a veces, su presencia imponía tanto que ella simplemente no podía relajarse.

El celular vibró, mostrando una notificación de mensaje nuevo.

Marisa lo abrió y vio que era un chisme enviado por Sabrina Castillo.

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