Al llegar a su apartamento, Brooke se comunicó enseguida con su amiga y abogada Alexa.
–Hola de nuevo amiga, cuéntame, ¿cómo te fue?
–Estoy embarazada Ale, pero siéntate para contarte el resto.
–¿Es un embarazo múltiple? ¿Cuántos son?
–No es eso Ale, Austin Kendall me siguió hasta la clínica, me presionó un poco y le dije el resultado. Lo primero que hizo fue proponerme matrimonio, incluyendo un divorcio al nacer el niño y todo para conservar legalmente la custodia.
–No es común, pero estuvo bien pensado.
–No acepté su propuesta, pero le ofrecí compartir la custodia, le expliqué que no quiero desgastarme en tribunales, además, pienso que realmente el más afectado es Kendall. Yo voy a tener a mi hijo, solo que su padre no será un desconocido como yo pretendía, en cambio él tendrá un hijo con una mujer que no fue su elección, pero está dispuesto a todo ya que solo desea un heredero para su imperio hotelero. ¿Tú puedes ayudarme a redactar el documento que aplica en estos casos?
–Sí Brooke por supuesto, pediré asesoría a un colega que trabaja en el tribunal de familia, una vez tenga el documento te lo enviaré.
–Gracias por todo tu apoyo Ale.
–Por cierto, aparte de proponerte matrimonio, ¿cómo reaccionó Austin con la noticia de tu embarazo?
–Está asumiendo su papel de padre con demasiado entusiasmo para mi gusto, me preguntó por el estrés de mi trabajo, si vivía sola y pidió encarecidamente acompañarme a cada cita médica.
–¡Amiga, qué éxito!, guapo, millonario y súper papá.
–No es gracioso Ale
–Mírale el mejor lado amiga, por lo pronto descansa, son muchas emociones en un solo día.
***
Dos días después, Brooke estaba en su oficina sonriendo satisfecha por el contrato conseguido en Los Emiratos Árabes cuando de recepción le anunciaron la visita de Austin Kendall. “¿Cuál concepto de discreción conocerá él? Porque definitivamente no se parece al mío.”
Lo hizo pasar y la recepcionista lo acompañó, haciéndole ojitos detrás de él, tuvo que mirar a otro lado para evitar sonreír. Antes de que lo saludara entró su asistente con unos documentos y mientras le indicaba lo que debía hacer con esos papeles que, según ella eran urgentes, no quitaba la mirada de Austin, le tocó disimular otra vez para no reír.
Resulta que el padre de su hijo estaba despertando pasiones en la oficina.
Cuando quedaron a solas, pudieron por fin hablarse.
–Debo decir que me sorprende su visita, además de molestarme porque se le está haciendo costumbre aparecerse sin previo aviso. ¿Cuál parte del concepto de “discreción”, no entendió? –le espetó mirándolo fijamente.
–Le dije que sabía de usted tanto como supo de mí, conociendo su identidad era fácil saber la ubicación de su oficina, que es impresionante debo decir. Tenía una reunión con unos arquitectos en el edificio de al lado, realmente no lo planeé, solo surgió cuando salí y vi bien dónde estaba. Esta visita no es indiscreta, puede ser que me interese adquirir uno de sus modelos exclusivos.
–Entonces, ¿el hecho de que esté aquí fue improvisado?
–Efectivamente, ahora a lo que vine, ¿cómo se siente?, ¿comió bien hoy?
–Me siento bien y aún no he comido.
–¡No puede hacer eso!, debe tomar vitaminas con las comidas para su bienestar y el del bebé. La invito a comer, acompáñeme por favor.
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