Entrar Via

El increíble papá de los trillizos romance Capítulo 301

Cuando se despertó por la mañana, el hombre que estaba a su lado ya se había ido. Adriana estaba un poco nerviosa.

«Hoy es un día inusual. Sonia se mudó, e incluso Don Licano está aquí...».

Como amante secreta, no tenía ni idea de cómo debía enfrentarse a esta situación. Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, Renata llamó a la puerta y entró. Adriana estaba a punto de ordenar la cama desordenada, pero ella ya estaba entrando en la habitación con un carrito médico. Además, detrás de ella entraban dos sirvientas y dos paramédicas.

Adriana estaba muy avergonzada, pero hacía tiempo que se habían acostumbrado a eso. Renata comprobó su lesión y pidió a la sirvienta que la ayudara a bañarse. Cuando Adriana salió, ella le cambió las vendas. Llevaba tiempo deseando un baño, ya que su cuerpo se sentía sudoroso y pegajoso, lo que la incomodaba.

Las sirvientas la ayudaron a bañarse y a ponerse un vestido de algodón muy cómodo. Cuando salió, otra sirvienta ya había limpiado la habitación y cambiado una sábana nueva. Renata le aplicó la medicina y se preparó para llevarla al hospital para la fisioterapia.

Viéndolo así, Adriana preguntó en voz baja:

—¿Siguen por aquí Don Licano y la Señorita Negrete?

—Están desayunando abajo —respondió Renata con una sonrisa—. No se preocupe, el Señor Licano también está allí.

«Su existencia es con exactitud la razón por la que debería estar preocupada».

Adriana estaba inquieta y agitada.

«Pero ¿qué puedo hacer? No puedo quedarme en este dormitorio todo el día, ¿verdad? Además, esta relación es el resultado de su constante molestia y no tiene nada que ver conmigo. Si Don Licano se sube por las paredes al verme por aquí y decide echarme y advertirle a Dante que no vuelva a verme, sería una liberación para mí».

Pensando en esto, Adriana soltó un largo suspiro y salió de la habitación.

—Señorita Ventura, más despacio. Déjeme ayudarla.

Una joven paramédica se apresuró a sujetarla por miedo a que tropezara. Al pisar la escalera de caracol, Adriana vio a la feliz familia en el comedor. Sonia no escatimaba esfuerzos para complacer a Don Licano y se burlaba de Dante de vez en cuando.

Dante levantó un poco la comisura de los labios en respuesta, mientras leía de manera atenta La Fortuna.

—Desayuna primero y lee eso después. —Don Licano golpeó muy suave la mesa—. Sonia te está hablando. ¿Estás sordo?

Dante tuvo que dejar la revista y miró a Sonia.

—¿Qué?

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El increíble papá de los trillizos