Valentina suspiró con resignación mientras escuchaba.
—¡Resulta que el doc. Milagros es un hombre! ¡Y está enamorado de mí, fue amor a primera vista, ya estamos saliendo! —Exclamó Dana, emocionada y excitada.
—¿Qué?
Ella no podía creer lo que escuchaba.
—No te digo más, pero en unos días date una vuelta por la casa. —Dana cortó la llamada bruscamente.
Era muy claro: ¡Dana había caído en las redes de un estafador!
Después de tomar un baño con agua caliente, su teléfono volvió a sonar. Esta vez era Aitana.
—Valentina. —Se escuchó la voz desvalida y llorosa de Aitana. —Estoy en problemas, ¿puedes venir a ayudarme?
—¿Qué te sucede? —Preguntó sujetando con fuerza el teléfono.
—Vine a trabajar de mesera al Mirador Imperial, pero un hombre se fijó en mí y quiere que pase la noche con él. Me escondí en el baño, pero sus guardaespaldas están vigilando afuera... Valentina, tengo mucho miedo, no quiero hacer eso, no sé a quién más llamar, no tengo otros amigos que puedan ayudarme. —Sollozó.
—Tranquila,, quédate en el baño y no salgas. Voy para allá ahora mismo.
—Gracias.
Colgó y se dirigió al Mirador Imperial.
Al llegar, encontró el baño de mujeres, donde efectivamente había dos guardaespaldas vigilando la entrada. Con total naturalidad y compostura, entró y encontró a Aitana hecha un mar de lágrimas.


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