El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 112

La joven miró de reojo su celular. Era un mensaje de texto, cuyo remitente estaba guardado como "Director Amadeo". El contenido decía:

[Cariño, te espero en la habitación. Ven rápido, no me hagas esperar demasiado. Después de esta noche, el papel de la tercera protagonista en esta película será tuyo.]

La joven mordió su labio con fuerza. En sus ojos brillaba una mezcla de humillación e impotencia, pero finalmente aceptó su destino y se dirigió hacia la habitación indicada en el mensaje.

...

Ángeles estaba completamente perdida en este palacio que parecía un interminable laberinto. Cada intento por encontrar la salida resultaba inútil.

Para empeorar las cosas, había tomado el camino equivocado.

Al final de este pasillo largo y desolado solo había una puerta negra y pesada; más allá, no había más opciones.

Ángeles se quedó inmóvil, confundida y sin saber qué hacer. Intentó retroceder, pero los pasos firmes de los guardias ya resonaban cada vez más cerca. Era evidente que estaban por alcanzarla.

Durante su apresurada huida, Ángeles había logrado vislumbrar por la ventana a Rafael y Nancy, quienes ya se habían marchado.

Acompañados por Óscar, uno detrás del otro.

Parecía que todos habían recibido la imagen de Paula cortándose las venas y habían corrido hacia ella.

Incluso Abelardo, su propio hermano, quien le había prometido que estaría listo para sacarla de allí en cualquier momento, también se había ido.

Ángeles apretó los dientes con frustración y determinación. No tenía otra opción. ¡Tenía que enfrentarlos!

En su desesperación, no se percató de que la puerta tras ella tenía un diseño intrincado y antiguo, con grabados que parecían ocultar secretos. En la penumbra de la noche, esa puerta desprendía un aura de misterio y peligro.

De repente, la puerta se abrió. Una mano larga, fuerte y segura emergió desde la oscuridad, y en un movimiento veloz, la arrastró al interior.

Antes de que pudiera comprender lo que estaba ocurriendo, Ángeles sintió que todo a su alrededor daba vueltas. Una figura cálida y robusta la empujó contra la puerta, inmovilizándola. Una voz profunda y ronca se escuchó cerca de su oído:

—Ayúdame, y te lo compensaré.

Ángeles abrió los ojos con incredulidad. Apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que sus labios fueran atrapados bruscamente.

—¡Mmmf!

¡Maldito seas!

...