Resumo de Capítulo 125 – Uma virada em El Regreso de la Heredera Coronada de Internet
Capítulo 125 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Regreso de la Heredera Coronada, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Segunda oportunidad, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
Si Oscar se enterara de que sus verdaderos padres y su hermano biológico eran ese tipo de personas, ¿también la miraría con decepción y desprecio...?
Justo en ese momento, se escucharon las voces de sus amigas desde afuera:
—¡Paula, ¿ya estás lista? El señor Oscar ha llegado. Lo vi en el ascensor del segundo piso, ¡está viniendo hacia acá!
Paula apretó los puños y respondió: —¡Ya salgo!
Si se escuchaba con atención, era posible percibir un leve rastro de nerviosismo en su voz.
Rubén volvió a levantar un número con sus dedos: —Querida hermana, cinco millones de dólares para cortar la relación es una oferta bastante razonable, ¿no crees?
—¡Dame tu número de cuenta! —respondió Paula mientras realizaba la transferencia, acompañando sus palabras con una amenaza llena de furia—. Más te vale cumplir tu palabra, porque si no, ¡te juro que te haré pedazos!
Los cinco millones de dólares llegaron a la cuenta sin ningún problema.
¡Tan fácil fue que Rubén ni siquiera lo podía creer!
Ahora estaba convencido.
Convencido de que Paula tenía tarjetas de crédito con un límite casi infinito y que, cada vez que cumplía años, recibía decenas de millones en dinero de bolsillo y regalos.
No era un mito, sino una realidad.
No en vano era la pequeña princesa que el matrimonio Castro había cuidado con tanto esmero, teniéndola siempre entre algodones. Para ella, cinco millones de dólares eran una insignificancia; tanto así, que ni siquiera lo pensó al transferirlos.
Para ser más precisos, Paula estaba dispuesta a pagar esa suma con tal de comprar tranquilidad.
Paula apartó bruscamente la mano de Rubén y salió del baño sin mirar atrás.
Esta vez, Rubén no la detuvo.
Se humedeció los labios con la lengua, mientras la codicia en su mirada volvía a crecer con fuerza.
Cuando Paula regresó al área de descanso del centro comercial, vio a Oscar acercándose a ella.
El hombre, de porte elegante y distinguido, irradiaba carisma. Su rostro, de facciones exquisitas, era innegablemente atractivo.
La voz de Oscar, aunque resignada, tenía un tinte de ternura: —Claro, vamos.
La noche antes de la fiesta de compromiso, Oscar había rechazado las insinuaciones de Paula y había dejado en claro que solo la veía como una hermana.
Sin embargo, la distancia que debería haberse establecido entre ambos se desvaneció después de que Paula intentó quitarse la vida cortándose las venas.
Para evitar lastimarla, Oscar decidió no tocar el tema nuevamente.
Por su parte, Paula se aferró a la estrategia de fingir ignorancia. Continuó apegándose a él como siempre, pero ahora con una actitud aún más osada, tanteando poco a poco los límites de Oscar.
Mientras comían, Paula finalmente recordó algo y preguntó: —Oscar, ¿cómo está el abuelo Pedro? ¿Se siente mejor?
Oscar asintió con la cabeza: —Está mejor.
—Entonces, cuando terminemos de comer, ¿vamos a visitarlo? Así aprovecho para disculparme con él. Después de todo, fue por mi culpa que tu fiesta de compromiso con tu hermana no pudo llevarse a cabo...
—De acuerdo.
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