El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 147

En ese momento, Ángeles estaba completamente abatida.

Había corrido un buen tramo, creyendo varias veces que finalmente había logrado dejar atrás a Vicente. Pero cada vez que miraba hacia atrás, allí estaba él, esa figura alta y firme, no muy lejos de ella, caminando con calma y confianza, como si el tiempo no existiera.

¿?

¿Qué clase de habilidades tiene este hombre? ¿Cómo es posible que no pueda deshacerme de él?

Tras varios intentos fallidos, Ángeles finalmente se rindió. Detuvo su frenética huida, permaneció quieta en su lugar y, doblándose hacia adelante, comenzó a jadear con dificultad.

—Ya... ya no puedo más... me rindo...

Vicente conservaba su misma postura relajada. En sus brazos, el pequeño cachorro blanco que llevaba se retorcía emitiendo pequeños gemidos, producto de las caricias que recibía. Había pasado de ser un perrito "valiente" a un dócil y consentido animalito, frotándose constantemente contra la palma de Vicente.

La escena era, en cierto modo, adorable.

Pero también inquietante.

Ángeles, de manera instintiva, encogió el cuello y dio un paso hacia atrás con cautela.

Finalmente, Vicente dirigió su mirada hacia Ángeles. Con una ligera sonrisa sarcástica, abrió la boca para preguntar: —¿Ya no corres más?

—Ya no puedo correr... —respondió Ángeles con sinceridad.

Sabía que podía escapar una vez, pero no dos. No podía seguir huyendo para siempre.

Lo que debía enfrentarse, tarde o temprano tendría que hacerlo.

—Entonces dame una explicación.

Vicente comenzó a acercarse a Ángeles, paso a paso. La sonrisa en su rostro desapareció lentamente, dejando lugar a una presión abrumadora y una intención evidente de exigir respuestas, como si una tormenta estuviera a punto de desatarse. —¿Por qué intentaste engañarme?

Antes de esto, él incluso la había salvado una vez, rescatándola de las manos de esos fugitivos que eran buscados por todas partes.

Y aun así, ¡Ángeles había utilizado ese tipo de artimañas despreciables para tenderle una trampa! Recordar lo ocurrido aquella noche hizo que una sombra oscura se instalara en el entrecejo de Vicente. La frustración y la rabia contenidas eran imposibles de reprimir.

Ángeles tembló ligeramente y estuvo a punto de llorar.