El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 15

Justo cuando la pareja estaba en un impasse, Ángeles apareció desde la esquina.

Se plantó frente a ellos.

Rafael y Nancy se sobresaltaron, visiblemente nerviosos: —Ángeles, ¿cuánto tiempo llevas aquí?

—He estado aquí todo el tiempo.

Ángeles sonrió levemente.

Se veía como siempre, con una sonrisa que aún destilaba una cierta indiferencia y distanciamiento, imposible de penetrar en su interior.

Rafael sintió un dolor de cabeza intensificarse, sabiendo que Ángeles había escuchado todo lo que habían dicho.

Nancy, resignada, decidió dejar de fingir: —¡Ángeles, mamá tiene algo que decirte!

—Adelante, estoy escuchando. —dijo Ángeles, frotándose las orejas, indicando que prosiguieran.

Rafael se tensó y tiró de Nancy, susurrándole en voz baja: —¿Qué estás pensando decir? ¿Quieres que tu hija se distancie aún más de nosotros?

Nancy, frustrada, le respondió en voz alta: —¡De todos modos, las cosas ya están así, es mejor sacarlo todo!

—Ángeles, Paula es tu hermana, y hoy en esta fiesta tu madre ha revelado tu identidad a todos, lo cual no es justo para Paula.

—En el futuro, la gente se burlará de ella diciendo que es una farsante. Paula siempre ha sido privilegiada y no puede soportar esa injusticia...

Después de una larga introducción de Nancy, Ángeles la interrumpió: —Ve al grano.

—Ángeles, todo el mundo sabe que Paula está enamorada de Oscar, han crecido juntos y se llevan muy bien, todo el mundo piensa que hacen una pareja perfecta.

—Así que... la propuesta de hoy de Pedro, mamá espera que no te la tomes en serio.

¿Solo porque a Paula le gusta, debería dejárselo?

Ángeles sintió ganas de reír, pero por alguna razón, mientras reía, las lágrimas empezaron a brotar.

Todas las humillaciones y el abandono del pasado estallaron en ese momento, como una inundación que la arrastraba instantáneamente.

Ángeles sonreía mientras las lágrimas caían sin control, como un juguete roto, con un dejo de autodesprecio: —¿Y si a mí también me gusta, mamá?

Desde que fue llevada de vuelta a Casa Castro, Ángeles nunca había llamado "mamá".

Rafael, frustrado, no pudo evitar decir: —¿No es esto lo que querías? ¿Por qué sigues llorando?

—¿Me estás culpando? —Nancy levantó la cabeza de su pecho y dijo con ira: —¿Acaso no es lo que tú también querías en el fondo?

—¡Pero no se puede hablar así! ¡Eres completamente irracional!

—¿Quién es irracional? ¡Dilo claramente!

La pareja, que había estado enamorada durante más de veinte años, nunca había discutido tan fieramente.

...

Mientras tanto, en la familia Aguilar también surgían disputas.

Oscar, molesto por el extraño arreglo matrimonial, no pudo evitar quejarse: —Abuelo, ¿cómo pudiste comprometerme con la familia Castro sin consultarme? ¡Y más con esa persona!

—¿Qué persona? —Pedro tomó un sorbo de café y preguntó.

—Ella... —Oscar ni siquiera quería mencionar el nombre de Ángeles; de todo el banquete, solo recordaba el bello rostro de Ángeles y aquella frase suya que tanto lo irritó.