El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 177

La mirada de Ángeles divagaba sin dirección.

Era completamente consciente de que todo lo sucedido ayer no era una ilusión, sino algo realmente acontecido. Incluso, mientras él yacía gravemente herido e inconsciente la noche anterior, ella misma le había despojado de su ropa con sus propias manos.

Claro que esto, Vicente lo desconocía.

Y, afortunadamente, tampoco lo sabría; de lo contrario, sería un problema adicional con el que lidiar.

Al observar que Vicente no decía nada, Ángeles tuvo el buen juicio de no seguir preguntando. Sus ojos se fijaron en el dispensador de agua de la habitación hospitalaria y tragó saliva con dificultad.

Tenía una sed inmensa.

Si lo hubiera sabido antes, habría solicitado a la enfermera que le trajera un vaso de agua caliente.

Mientras Ángeles dudaba si debería levantarse con el frasco de suero en la mano para servirse agua, vio que Vicente se movió. Con sus manos limpias y elegantes tomó un vaso desechable, se inclinó un poco y lo llenó con agua.

¡Qué considerado!, pensó Ángeles.

Justo cuando estaba a punto de extender la mano para tomarlo, vio cómo Vicente, con total calma, bebió el agua él mismo.

...

La comisura de los labios de Ángeles se contrajo y en su mirada apareció una mezcla de tres partes de enojo y dos partes de reproche.

En los ojos de Vicente se deslizó, apenas perceptible, un atisbo de diversión.

Acto seguido, llenó otro vaso de agua y se lo extendió a Ángeles.

Frente a ella, su mano de dedos largos y bien definidos sostenía el vaso. Era una mano extremadamente hermosa, con las uñas recortadas a la perfección y un dorso en el que se marcaban las venas de forma clara. Inexplicablemente, hasta le parecía algo sensual.

Ángeles suspiró interiormente al ver aquello. Tomó el vaso y bebió todo de un solo trago. —Otro, por favor.

Sorprendentemente, Vicente no se negó y volvió a servirle otro vaso.

Esto dejó a Ángeles algo desconcertada.

Al recordar las interacciones anteriores con Vicente, siempre había habido un par de ocasiones en las que terminaban discutiendo o en enfrentamientos directos. A veces se ponían a prueba mutuamente, e incluso se mantenían en constante vigilancia el uno del otro.