El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 205

La situación en la familia Castro es bien conocida por quienes sirven en la casa; aunque Ángeles es la verdadera hija de los Castro, ¡Paula recibe mucho más amor que ella!

Entonces, ¿quién ostenta el poder? Ellas lo saben muy bien.

¿Por qué no complacer a Paula ahora?

Marisela actúa pensando primero en ella, y luego en su esposo, el conductor Adalberto.

Con esto en mente, Marisela se detuvo y llamó a Ángeles, quien estaba a punto de subir a su habitación.

—¡Señorita Ángeles! ¡Espere un momento!

...

Mientras tanto, en la playa.

Paula había planeado cuidadosamente, incluso cada detalle estaba claro. Al ver a Rubén afirmar con decisión, finalmente se sintió aliviada.

Este plan era perfecto y sin duda alguna tendría éxito. Ángeles se desaparecería como si fuera una piedra lanzada al agua, nunca más volvería a ser un problema en lo absoluto.

En horas de la tarde, Paula se levantó y se dirigió directamente hacia el automóvil. —Vamos, ya arranca.

Rubén afirmo y avanzó amablemente con el dinero en mano.

Con ese dinero, no tendría que dormir bajo un puente esa noche; se hospedaría en un gran hotel.

Paula bostezó, satisfecha de ver a su conductor Adalberto esperando obediente en el auto sin moverse ni una sola vez, pero un escalofrío le recorrió su cuerpo al notar accidentalmente que la cámara del automóvil había sido girada como por arte de magia.

De repente recordó que, antes de llegar, Adalberto parecía distinto como si fuera otra persona, atreviéndose a desafiarla. ¿De dónde sacó esa confianza?

A menos que tuviera algo que pudiera usar contra ella.

Recordó haber visto a Rubén antes de dirigirse a Villa de los Cielos, y que su conversación había sido completamente grabada por la cámara del auto.

En ese preciso momento, había ordenado a Adalberto que la borrara.

¿Y si no lo hizo?

Paula se sintió repentinamente cegada por la oscuridad, y la ira por haber sido engañada y manipulada. Agarró con fuerza a Rubén con una mirada despiadada.

Después de un susurro repentino, Rubén se acomodó en el asiento trasero del Rolls-Royce con el dinero en su mano.