El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 211

Ángeles revisó la lista atenta sin rendirse, de arriba a abajo, sin encontrar a Grupo Júpiter.

En su vida anterior, Grupo Júpiter había sido muy famoso, pero en este momento, tal vez la compañía ni siquiera había sido fundada, en los momentos más difíciles del emprendimiento, sin tener la invitación para participar en el evento.

Tras dejar este asunto a un lado, Ángeles comenzó a evaluar los proyectos presentados el evento.

Mientras lo hacía, de repente escuchó una voz sombría a su lado:

—¿Qué haces aquí?

Ángeles se giró y vio la cara de Oscar.

Si hubiera sido en el pasado, definitivamente le habría pedido que se alejara, pero ahora, pensando en cómo estaba tratando de superar a Oscar en algunos pequeños proyectos y empresas en los que había invertido con éxito en su vida anterior...

De repente, Ángeles sintió que era bueno que él estuviera allí.

De lo contrario, realmente no tendría forma alguna de distinguir esos pocos entre tantos proyectos y startups que necesitaban una gran inversión.

Pensando en esto, las comisuras de los labios de Ángeles se curvaron un poco hacia arriba, y sus ojos parecieron brillar.

Oscar se quedó perplejo.

¿Ella estaba contenta de verlo?

Frunció los labios, sintiendo un indicio de felicidad.

Pero al instante, Abelardo, que estaba hablando con otra persona, se acercó rápidamente, se interpuso entre Oscar y Ángeles, y puso su mano en el hombro de ella: —Vamos, te llevaré a un asiento, no deberíamos hablar con extraños.

¿No deberíamos hablar con extraños?

La expresión de Oscar se ensombreció al instante; aquel gesto hostil era demasiado evidente. ¿Acaso no entendía que eso era un verdadero insulto?

—Ya que lo dices así, quiero preguntarte, cuando dices que tu prometida, ¿a cuál de mis hermanas te refieres?

—Por un lado, flirteas con Paula sin claridad ni límite alguno, y por otro, afirmas que Ángeles es tu prometida, Oscar, ¿quieres que te golpeen?

Oscar se vio reprendido y respondió de inmediato, —Siempre he visto a Paula como una verdadera hermana.

—Ja, ¿crees que te creo?

Abelardo entrecerró los ojos, su rostro ya de por sí distinguido y atractivo se tiñó al instante de enfado, haciéndolo parecer aún más imponente.

Si no fuera por el lugar inapropiado, ¡seguramente le habría lanzado un puñetazo en la cara a Oscar!

Oscar respiró hondo, también algo molesto, —¿Vas a ser así conmigo? Nos conocemos desde hace muchísimos años, desde que éramos niños...

—¡No me hables de cuando éramos niños! — interrumpió Abelardo con frialdad, —Oscar, más te vale ser coherente con tus palabras y tus actos. ¡Si dices que consideras a Paula como una hermana, entonces no hagas esas cosas estúpidas que dan lugar a malentendidos!