El Regreso de la Heredera Coronada romance Capítulo 219

Ángeles solo quería reír al escucharlo.

Lorena lloraba tan sinceramente, con tanto corazón, que realmente era algo bastante conmovedor.

Ella había estado sintiendo algo extraño estos días, Paula y Rubén habían estado discutiendo durante tanto tiempo en esa playa, no podía ser solo una charla casual, ¡seguramente habían preparado un plan meticuloso para matarla!

Por eso, Ángeles había estado especialmente cautelosa estos días cuando salía, pero no notó a nadie siguiéndola.

Al pensar en cómo Paula había demostrado en varias ocasiones una profunda relación madre-hija frente a ella y a Nancy en los últimos días, se dio cuenta de que era para provocarla, para hacer que ella, que anhelaba el afecto familiar, se ablandara un poco bajo el asalto de lágrimas de Lorena.

¡Si ella iba, seguro que había una trampa bien preparada esperándola allí!

Después de pensar muy bien todo esto, Ángeles preguntó con voz suave, —¿En serio?

—¡En serio, en serio! ¿Cómo podría mentirte?

Al escuchar que podría tener éxito, Lorena contuvo su emoción y dijo con esfuerzo, —Ángeles, te envié una dirección, ¡ven ahora! Comeremos pastel, y justo cuando terminemos, la fiesta de cumpleaños de la familia Castro aún estará esperándote, ¿qué te parece?

Ángeles sonrió, —Mmm, me parece bien.

—Entonces está bien, Ángeles, ¡ven rápido, te estoy esperando!

Después de colgar el celular, Ángeles soltó una risa sombría, sin un ápice de conmoción alguna en sus ojos, solo desprecio.

Parece que esta familia todavía lleva una vida demasiado buena.

Ángeles entonces llamó directamente a Héctor, dio la dirección que Lorena había enviado y dijo con frialdad, —no los mates.

Después de que se revelaran los crímenes de Paula, aún necesitaría a esta familia como prueba.

Héctor, al oír que había una tarea, respondió de inmediato, —no se preocupe, señorita Ángeles, ¡yo me encargo de todo!

...

Habían puesto somníferos en el pequeño pastel sobre la mesa y en el agua de la jarra, debajo de la mesa colocaron cuidadosos un cuchillo, y detrás del sofá, una cuerda.

Tan pronto como Ángeles llegara y comiera, Braulio y Rubén unirían fuerzas para atar a la drogada Ángeles, acabar con su vida primero y luego pensar cómo deshacerse del cuerpo.

Rubén había matado a alguien la noche anterior, y ahora, lejos de tener miedo, se sentía lleno por completo de valor.

Pronto, alguien tocó la puerta.

—¡Ahí viene, ahí viene!

Lorena, con los ojos brillantes, les indicó que se escondieran y se acercó a la puerta con una sonrisa cálida y amigable, —Ay, Ángeles, finalmente...

La puerta se abrió y la persona detrás le sonrió.

Lorena dio un grito aterrador y trató de cerrar la puerta de inmediato.